cinco.

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HOY HABÍA UNA SALIDA A HOGSMEADE Y Liria quería salir bien vestida, así que abrió su armario y empezó a buscar algo que ponerse. Escogió unos pantalones campana blancos y un top verde ajustado. Encima se puso un jersey verde y una chaqueta color negro. Se hizo una trenza y se puso algo de rimel. Cogió unos zapatos con un poco de suela color negros, de bota alta y se miró en el espejo. Antes de irse cogió un bolsito negro y metió algo de dinero. Salió disparada a su sala común, donde se encontró con su grupo de amigos ya preparados.

Bajó las escaleras bajo la atenta mirada de todos sus amigos. Al llegar Draco besó su frente y después la abrazó por la espalda. Theo le dedicó una sonrisa y los demás la saludaron con la mano.

Salieron al jardín, donde les esperarían todos. Estaba todo tan nevado que Liria no pudo evitar coger un poco de nieve de la fuente y lanzársela a Theo. Theo la cogió de la cintura y subió en el aire, bajo la mirada asesina de varios alumnos, incluidos Draco y Seamus.

—¿Quieres bajar a mi hermana, Theo?

Ambos rieron y Theodore bajó a Liria al suelo. Los profesores llegaron y finalmente partieron a Hogsmeade. Era la primera salida de la rubia y estaba alucinada. Hogsmeade era un sitio muy acogedor. El ambiente allí era sacado de un cuento. Pasó a Honeyducks con Draco y Blaise, quienes se ofrecieron a comprarle a la joven todo lo que quisiera. Acabó con una bolsa llena de ranas de chocolate, piruletas, judías mágicas... Saludó a Neville, quien parecía haber visto un fantasma y salió para dirigirse a tomar algo con sus amigos al Caldero Chorreante. Se sentaron en una pequeña mesita frente a la ventana, la cual estaba empañada y tenía algo de hielo pegado en las esquinas. La camarera llegó y todos pidieron unas cervezas de mantequilla. Esta vez, Pansy se había ido con otras chicas de Slytherin dejando a Liria sola entre los chicos. No era algo que la molestase, pues se llevaba estupendamente con todos los amigos de su hermano. Era un poco triste, ella aún no tenía su grupo de amigos. Sólo hablaba con los amigos de su hermano, quienes le caían más que bien, pero quisiera hacer amigos por su cuenta. Pero estar tres años encerrada sin poder salir a ningún lado, y haberse perdido los primeros años en Hogwarts lo hacía más difícil para ella.

Las cervezas llegaron y el primero en dar un sorbito fue Blaise. Liria le dedicó una pequeña risa y se atrevió a tomar un poco de la suya. Tenía un sabor amargo, pero no era fuerte. El sabor estaba bueno, aunque no fuese su bebida favorita.

—¿Entonces te ha gustado, Lir? —preguntó Theo, mientras se terminaba su cerveza.

—Ey, solo yo la llamo Lir, ¿de acuerdo? —espetó Draco, dando un golpe con el codo a su amigo.

Todos rieron ante su comentario y siguieron su conversación animadamente. Hermione y Ron pasaron por el escaparate del Caldero Chorreante y Draco fijó su mirada en ellos dos. Dedicó una mirada cómplice a Blaise y Theo, quienes rodaron los ojos a modo de negación.

—Voy a buscar a Crabble y Goyle, esto no tiene desperdicio —dijo el rubio cogiendo su gorro, su bufanda y su chaqueta—, vamos Lir.

Cogió del brazo a su hermana, quien se colocó sus cosas rápidamente y salió corriendo detrás de él. Crabble y Goyle no le caían bien a la chica, pero tenía que aguantarse. Bajó rápidamente una bajada de nieve, tratando de no caerse para encontrarse a Hermione y a Ron mirando la Casa de los Gritos.

—¿Qué haces, Weasley? —Levantó la vista hacia la casa en ruinas que había detrás de Ron—: Supongo que te encantaría vivir ahí ¿verdad, Ron? ¿Sueñas con tener un dormitorio para ti solo? He oído decir que en tu casa dormís todos en una habitación ¿es cierto?

—¡Draco! —exclamó Liria, enfadada.

—Ahora mismo estábamos hablando de tu amigo Hagrid —Continuó Draco, sin importancia—. Estábamos imaginando lo que dirá ante la Comisión para las Criaturas Peligrosas. ¿Crees que llorará cuando al hipogrifo le corten...

¡PLAF!

Al golpearle la bola de nieve en la cabeza, Draco se inclinó hacia delante.

—¿Qué demo...?

Ron se sujetó a la valla para no revolcarse en el suelo de la risa. Liria cogió a su hermano y le limpió un poco, mientras dedicaba una mirada asesina a la nada, aunque sabía perfectamente a quién iba esa mirada. Malfoy, Crabbe y Goyle se dieron la vuelta, mirando a todas partes.

—¿Qué ha sido? ¿Quién lo ha hecho?

—Esto está lleno de fantasmas ¿verdad? —observó Ron.

Crabbe y Goyle parecían asustados. Sus abultados músculos no les servían de mucho contra los fantasmas. El rubio daba vueltas y miraba como loco el desierto paraje.

¡PATAPLAF!

Crabbe y Goyle recibieron algo esta vez. Goyle saltaba sin moverse del sitio, intentando quitarse la nieve de sus ojos pequeños y apagados.

—¡Ha venido de allí! —dijo Malfoy, limpiándose la cara y señalando un punto. Crabbe fue hacia delante dando traspiés, estirando como un zombie sus largos brazos hasta que un palo le dio en su espalda.

Liria rodó los ojos, los tres eran demasiado inútiles como para saber que cierta persona intentaba vacilarlos.

Como Ron era la única persona a la que Crabbe podía ver, fue a él a quien se dirigió. Crabbe tropezó, trastabilló y su pie grande y plano pisó la capa de Harry, que sintió un tirón y notó que la capa le resbalaba por la cara.

—¡AAAH! —gritó, señalando la cabeza de Harry.

Dio media vuelta y corrió colina abajo como alma que llevara el diablo, con Crabbe y Goyle detrás. Liria se quedó quieta mientras escuchaba a su hermano llamándola.

La rubia se acercó hasta Harry y le ayudó a levantarse.

—Muy gracioso, Potter —espetó, con arrogancia.

A la hora de que alguien se metiese con su hermano, podía ser muy arrogante. Le enfadaba mucho que alguien hiciera daño a su hermano. Admitía que lo que dijo Draco a Ron había estado bien, pero Harry Potter no tenía la necesidad de meterse entre medias de eso. El pelirrojo podía defenderse él solito.

—Él se metió con Ron.

—La zanahoria puede defenderse sola.

Los tres le dedicaron una mirada asesina, pero ella simplemente rodó los ojos. Quizá era un comentario despectivo, pero Harry esta vez no tenía razón.

—Reconozco que mi hermano ha sido un tanto desagradable con él —comentó mirando seriamente a Ron.— Pero no había necesidad de lanzarle una bola de nieve a Draco. Él podría haberse defendido él solito. ¿O acaso necesitas guardaespaldas, Wealsey?

—No. —Contestó él, borde.

—Me lo imaginaba.

Giró en dirección a su hermano, no sin antes dirigirle la palabra a Hermione.— Por cierto, Granger.

Hermione volvió a mirar en su dirección, sorprendida.

—Terminé el libro. Si aún sigue en pie lo de dejarme leer tu libro muggle, traelo mañana a la hora de comer. Yo llevaré el mío —se giró y le dedicó una sonrisa a la castaña, quien la miraba sorprendida.

Asintió lentamente y la rubia desapareció. Los tres se miraron, con sorpresa y Hermione comenzó a reír.

—Creo que esa Malfoy es un poco bipolar —murmuró Ron.

Wilted Flower, Ron WeasleyWo Geschichten leben. Entdecke jetzt