Capitulo Único

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« y en el silencio de la noche, se escuchó el clop, clop, clop de pesadas gotas cayendo tras él. Con lentitud, giro su cabeza para dar con la fuente del sonido y tras él se encontraba ella lo esperaba sonrisa macabra que parecía salirse de su cara, mientras su brazo izquierdo levantaba su cuchillo cubierto con sangre», relató una joven noble que llevaba un vela en sus manos y que ese día había accedido a la petición de la Reina de contar historias de terror a la luz del candil, rodeados por la oscuridad de la noche.

Todas las personas con las que solía compartir sus salones de forma regular se encontraban sentados, alrededor de la mesa circular de la habitación que habían escogido para su sesión de historias de miedo.

Pero había algunas personas, que para la reina, resaltaban más que los demás. Frente a ella se encontraba sentada Gabrielle, quien había logrado obtener el permiso de su marido para quedarse esa noche, pero ahora estrujaba su pañuelo con nerviosismo ante el relato que escuchaban. A su lado izquierdo, el Rey escuchaba con atención a la joven que contaba la historia, había sido convencido por Maria con la excusa de que escucharía historias interesantes y al parecer no había sido defraudado, para sorpresa de la reina.

Unas sillas más allá, se encontraba Fersen el cual tenía una sonrisa que surcaba su rostro, el hombre la miraba con la misma pasión escondida de siempre, pero algo en su actitud le daba a entender a María que en realidad no había escuchado palabra de lo que se contaba en esa mesa. Con respecto a los demás de su séquito de nobles que se encontraban allí, algunos escuchaban con atención mostrando un educado interés, mientras que otros no podían evitar sentir escalofríos de miedo.

Para sorpresa de todos, también se encontraba allí el Marques de Lafayette, quien había sido invitado junto al rey y quien no pudo negarse ante la insistencia. María no podía evitar reírse un poco de la expresión del pobre hombre, parecía una estatua de recién construida, con su postura rígida y su cara pálida. Parecía ser que los cuentos de terror no eran su fuerte.

«Esto me lo contó una persona que llegó desde las colonias del nuevo mundo, hace algunos meses» comenzó otro de los asistentes, después de que se terminará de contar la historia anterior. Este noble había tomado la vela y se ofrecía a contar otra historia, «Se escucha de las personas que vienen de más al sur del nuevo continente, historias muy extrañas como la presencia de ciudades hechas por completo de oro, de guerreros que siguen luchando después de ser heridos de muerte y de espíritus malignos que viven en los bosques, pero el más extraño de todos es lo que me contó este extranjero sobre el barco fantasma que deambula por las costas más sureñas de la zona que llaman Chili» el hombre hizo una pausa dramática en la que todos soltaron un suspiro.

La Reina se dio por satisfecha al ver que todos los presentes parecían estar divirtiéndose, además era un buen cambio en las constantes reuniones sociales, en donde solo se hablaba de moda o de escándalos y solo de alguna que otra noticia de importancia verdadera, conversaciones en las que se había visto en la obligación de participar debido a su posición como Reina de Francia.

La joven suspiró satisfecha y relajó su postura con la intención de disfrutar, como el resto, de las historias contadas a la luz de la vela.

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Maria siguió corriendo hasta que la falta de aliento le provocó un dolor en su costado derecho, se detuvo mientras el sonido de su respiración entrecortada llenaba sus oídos y la dejaba sorda a lo que ocurría a su alrededor.

Mientras trataba de normalizar su respiración, observó la zona donde se encontraba. Este parecía ser uno de los tantos jardines que rodeaban el Petit Triannon, pero no podía recordar con precisión en cual de ellos estaba.

Terror en VersallesDonde viven las historias. Descúbrelo ahora