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Cuando volvían a casa, Mark conducía el auto mientras Jeno se encontraba a su lado, con la cabeza apoyada en el cristal de la puerta, sin decir absolutamente nada.

Todas las esperanzas se habían ido cuando encontró la foto de su pequeño, desnudo y posando para la cámara de cualquier desgraciado siendo vendido a sabrá Jeno cuánto dinero, a algún degenerado en el mundo, porque ahora su pequeño podía estar en absolutamente cualquier lugar del mundo.
Mark observó la mano roja de su amigo, suspirando, recordó que tuvo que alejar a Jeno de Kun antes de que termine matándolo a golpes, porque así fue, después de enterarse de todo, Jeno caminó sin muletas y sin importarle su dolor hacía el hombre, lanzándosele encima, golpeándolo sin piedad alguna,  mientras lágrimas llenas de frustración, ira y tristeza escapaban de sus ojos.
Después de unos segundos, Mark aclaró su garganta.

- Nunca me dijiste la razón del anillo en tu dedo. - murmuró, hablando del anillo que Jeno tenía en su mano izquierda. Ese anillo de plástico de color dorado que ya había perdido todo el brillo con el pasar de los días.

Nunca se lo sacaba, ni siquiera para darse sus respectivas duchas en las mañanas, aunque bueno, su higiene no estaba siendo demasiado buena cuando realmente no le importaba ser atropellado por un auto en ese mismo instante.

- Me casé con Jaemin. -susurró, sin observar a su amigo. - El mismo día que se lo llevaron, me casé con él, le dije que estaríamos juntos para siempre y él me puso el anillo en ese dedo porque no cabía en los demás. Es solo parte de un pack de matrimonio que le compramos a Yeeun para la navidad del año pasado.-

- Ya veo.

Otro largo silencio se hizo presente, ninguno dijo absolutamente nada más en el camino de regreso a la casa de la familia de Jeno.

Jeno pensaba, pensaba y no encontraba una respuesta de alguna forma rápida para encontrar a Jaemin. Solo tenía presente en su corazón y en su mente que no podía rendirse.
Sin embargo era como buscar una aguja en un pajar, Jaemin se encontraba perdido en alguna parte del mundo y él estaba más que perdido sin su pequeño niño, sin su voz, sin sus "Te amo" y sin cada palabra que pudiera salir de la boca de ese pequeñito que había crecido a su lado por tanto, tanto tiempo.

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Un mes después de eso, Mark tuvo que volver a Estados Unidos para continuar con sus estudios, él no veía a Jeno bien, de hecho, nadie veía bien a Jeno. El pelinegro había pasado por muchas etapas de depresión en los últimos tiempos, al final, solo optó por encerrarse en su habitación. Él no recibía la visita de absolutamente nadie y no esperaba que alguien lo visitara tampoco.
De vez en cuando revisaba la página de subastas esa, para asegurarse de que Jaemin no volviera a aparecer entre las opciones, aunque estaba seguro de muchas cosas, primero de que quien sea  que tenga a Jaemin, no lo devolvería, nadie podía devolver a Jaemin, nadie que entrara a esas páginas tenía el corazón suficiente para apreciar como su pequeño se estaba consumiendo, porque Jeno sentía que Jaemin pasaba días aún más feos que los suyos, donde sea que esté.

Por otro lado, si Jaemin aparecía de nuevo en esa cosa de las subastas, estaba claro que ni aunque le vendiera su vida al diablo conseguiría dinero para pagar por su bebé, jamás Jaemin le pertenecería con papeles, él nunca tendría la fortuna de tenerlo entre sus manos y poder salir de la mano con Jaemin a la calle sin temor a que alguien lo reconozca y lo entregue a otra persona.

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