Todo lo que desearía haberte dicho (Bakugou Katsuki y tú)

"Two Heroes" Parte 2

Ante el regaño final de Monoma, finalmente decidiste guardar de nuevo tu celular en tu bolsa, aprovechando para sacar el mapa que habías recogido en el puesto de botanas. Tus ojos recorrieron el mapa, y decidiste ir al lugar más cercano.

La primera atracción a la que decidiste ir fue el parque de diversiones. Al ver la hora, decidiste que solamente estarías ahí por una hora. Esto era en parte por el torneo al que te habías inscrito, y la otra parte era porque todos los que estaban entrando entraban en parejas, o en grandes grupos de amigos.

Me voy a ver como una total perdedora entrando sola...

Sacudiste la cabeza, decidida a no dejar que la pena te evitara pasar un buen tiempo en las atracciones. Para tu suerte, el boleto de entrada era gratis, lo que te permitía gastar tu dinero en las atracciones por sí mismas.

El primer juego en el que decidiste probar tu suerte fue un juego de pescar peces dorados. Junto a ti, un grupo de chicos se encontraba riendo a grandes carcajadas por las estupideces que uno de sus integrantes hacía.

— ¿Quiere jugar, señorita? —el hombre encargado del puesto te sonrió amablemente—. Son dos dólares por turno.

Los chicos voltearon a verte y dejaron soltar una sonrisa coqueta al ver tu apariencia. Al notar esto, les sonreíste de manera incómoda, haciendo que uno de ellos se sonrojara completamente. Irónicamente, esta escena te recordaba a Denki y a Mineta.

Después de pagar tu turno, tomaste tu lugar cuidadosamente, ya que el asiento era bastante pequeño. Probablemente estaba hecho con el cuerpo de los niños en mente y no con el cuerpo de una adolescente promedio. Para tu sorpresa, solamente quedaban dos peces dorados en el agua. Tus ojos voltearon a ver al grupo de amigos que se encontraba al lado tuyo y se detuvieron en las numerosas bolsas de peces dorados.

Suspiraste mientras atrapabas con obvia facilidad dos peces dorados. Justo cuando te levantabas para irte, un par de niños se posaron detrás de ti con dos dólares en sus manos.

El vendedor encendió un cigarrillo y les sonrió amablemente a los niños— Lamento decirles chicos que no habrá servicio hasta después de la comida.

— ¡Ja, perdedores! —rio el chico que se había sonrojado al verte—. Si querían peces dorados debieron de venir antes.

Rodaste los ojos ante el comentario innecesario del chico e hiciste contacto visual cuando te levantaste. Tu rostro mostraba un semblante serio al verlos, el cual se suavizó bastante al mirar a los niños tiernos que tenían un semblante decepcionado.

— Tomen, ustedes pueden tener a los peces —tu mano se estiró con la bolsa que los contenía. Los niños te miraron con una sonrisa gigante y estrellas en los ojos—. Sólo cuiden mucho de ellos.

— ¡Lo haremos!

Sonreíste divertida ante la emoción aparente de los pequeños y dejaste el lugar mientras pensabas en las siguientes atracciones.

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Una hora después de diversión, llevabas cargando un oso gigante de peluche al igual que diez llaveros de héroes que te habías ganado en las atracciones de precisión. Tu cara portaba una sonrisa gigantesca de satisfacción.

Enfrente tuyo se encontraba el gran museo de creaciones de David Shield, el amor platónico de tu hermano. No pudiste evitar reír en voz baja ante la imagen de tu hermano enamorado de un hombre mayor.

Sin darte cuenta, caminaste hasta una espalda muy conocida. Tus ojos chocaron con los ojos verdes de Midoriya, haciendo que ambos se miraran sorprendidos. A su lado, Melissa Shield se encontraba intentando aguantar su risa.