El Dr. Reid está acostumbrado a investigar y resolver casos de asesinatos, secuestros y criminales, debido a su particular trabajo como Agente Especial en la Unidad de Análisis de Conducta del FBI, pero nunca antes se había sentido con la necesidad...
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Salir del hotel no fue tan difícil como Spencer creyó que sería, ya que Cassandra no mentía cuando dijo que ella realmente conocía muy bien el hotel. Cuando el oficial que cuida del pasillo se giró quedando a espaldas de ellos, Cassandra guío a Spencer del otro lado del pasillo, donde había pequeña desviación a la derecha con una puerta metálica que mostraba el símbolo «prohibido el paso»; sin embargo, Cassandra la empujo mostrando un sinfín de escaleras.
—Esta área es restringida —explicó mientras bajaban con rapidez por la escaleras—, solo los empleados de limpieza la conocen, pero ni siquiera los obreros saben que esto está aquí por que no sale en los planos del hotel —comentó mientras giraba para ver a Spencer—. Es por eso que no había seguridad, y por eso sabía que no tendríamos problemas para salir.
—Me gusta como piensas, Cassie —confesó Spencer tomando un poco de aire para seguir bajando con rapidez.
—Momentos desesperados requieren medidas desesperadas —musitó suspirando—. Afortunadamente nos encontramos en el piso seis, ¿te imaginas si estuviesemos en el veinticinco? —señaló hacía arriba y Spencer tuvo que parpadear dos veces al ver todas las escaleras que guiaban a lo pisos superiores.
—Bueno, será mejor apurarnos que te aseguró que perderé mi trabajo —comentó con una pequeña mueca, haciendo que Cassandra soltará una pequeña risa.
—No, no lo harás —aseguró sonriendo un poco.
Antes de salir, Cassandra se colocó su abrigo, arreglo su cabello y Spencer relamió sus labios mirando hacia otro lado.
—Vamos a salir en el área de empleados, así que tendremos que mantener un perfil bajo. La puerta de salida se encuentra a cinco metros de los lockers, ¿de acuerdo?
—Bien —murmuró Spencer.
Al momento en que Cassandra abrió la puerta, tomo la mano de Spencer sin previa consulta y comenzó a caminar cabizbaja por el inmensa área de empleados. Al llegar a los lockers, se apresuraron para pasar por las puertas metálicas y salir por la parte trasera del hotel.
Cassandra tritio del frío y Spencer se quitó su bufanda morada para colocarla alrededor del cuello de la joven, que sonrió un poco agradecida.
—Hay que tomar un taxi —murmuró volviendo a tomar la mano de Spencer.
Definitivamente no tenía planeado soltarlo por que a su lado se sentía segura.
El transcurso fue bastante tranquilo, callado en realidad, ninguno de los dos pudo decir palabra alguna y al taxista no le incomodó en lo absoluto. Cassandra recostó su cabeza en el hombro de Spencer cerrando sus ojos por unos segundos, pero al ver unos ojos oscuros los abrió de golpe.
