Epilogo

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"En ocasiones, las casualidades son tan fuertes. Almas gemelas se llaman, corazones entrelazados con una o varias eternidades por vivir."

-Aldana Raquel-

Ojos abiertos, hombros tensos y sudor corriéndole por la frente.

Definitivamente con esas pruebas quedaba demostrado que aquello no era su fuerte.

Sin embargo, por lo mismo no podía darse por vencido.

Si la otra persona podía hacerlo, eso era señal de que debía ser capaz también de hacerlo, por su orgullo y también, para ganarse el reconocimiento de él.

Con eso en mente se motivo para terminar aquella labor tan difícil.

Tomando aire, sujeto con gran valentía aquel sartén y de ahí vacío el contenido a un plato.

Controlando su temblor, pudo devolver el sartén a su lugar y finalmente soltar todo el aire de nerviosismo.

Lo había logrado, tal vez no se veía tan bien como los que hacía la otra persona, pero había hecho un enorme esfuerzo para que se viera decente.

Tratando de darle un buen toque, coloco lo previamente elaborado en una bandeja y la llevo en dirección a su cuarto.

Una vez dentro coloco la bandeja en una mesa mientras se recostaba al lado de la persona durmiente que reposaba ahí.

Una vez qué pasó un tiempo disfrutando solo de su presencia, pasó sus brazos por la cintura de este para luego acercar su boca a su oído.

-Feliz aniversario, mi bello esposo de hebras doradas cual sol.

Con esas palabras el hombre despertó y posó sus orbes esmeralda en el con un brillo somnoliento.

Sin embargo, dentro de esa somnolencia había una sonrisa oculta así como un poco de emoción en su rostro.

-Igualmente, esposo mío. Que buena manera de despertarme, tan halagador como siempre.

-Como debe ser, sabes bien que solo te digo palabras lindas porque lo eres-Susurro el mayor dandole un beso en la mejilla de forma romántica.

-Basta Asaya, me sonrojas.

-Esta bien, me contendré. Por cierto, te traje el desayuno.

Hasekura se levantó y fue por aquella bandeja para después ponerlas en las piernas del rubio con una sonrisa.

Masahiro estaba asombrado ya que eso no lo esperaba.

-¿En serio lo hiciste tú?

-Claro, no quedó tan bien como los qué haces pero espero te guste.

Masahiro asombrado probó un poco del plato, lo degusto y posteriormente posó una gran sonrisa.

Sin embargo, no era justo que solo el comiera por lo que tomando un poco lo acercó hacia su pareja.

-¿Qué haces?-Cuestiono Hasekura sin entender del todo porque su esposo le extendía aquel cubierto con comida.

-Pruébalo.

-Lo hice para ti, no es bueno que yo te quite.

-Anda, no es bueno que dejes a tu esposo comer solo, así que abre la boca y come conmigo.

Hasekura algo renuente abrió la boca y probó lo elaborado por el.

Asombrado, se dio cuenta que había salido mejor de lo planeado.

Masahiro al ver que ya lo había notado sonrió aún más y habló .

-Esta delicioso, definitivamente cocinarás más seguido.

¡NO! Al hilo rojo del destinoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora