Sitiados

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Las tres se apresuraron a la superficie para averiguar cuál era el motivo de tan molesta sonata. 

Al salir de las profundidades de la fortaleza se encontraron con que todos los Elfos corrían desesperados en direcciones variadas. Algunos cargaban escudos, arcos y espadas, otros apenas tenían puestas sus armaduras. 

Siguieron al único grupo de soldados que realmente parecía saber a dónde iba y la razón, así llegaron a la cima de la larga muralla que protegía la fortaleza. El rey Elfo estaba rodeado de soldados, capitanes y generales discutiendo qué acciones tomar frente al enemigo. Lara fue directo a él pretendiendo que le explicara que pasaba. Mavia se acercó al borde del muro y miró para abajo.

-No puede ser-Susurro con los dientes apretados y los puños cerrados -¡Nos sitiaron!

-¿Cómo no los vieron venir?-Interrogó Hydna al rey Elfo, incrédula del irracional número de humanos que sus ojos veían.

-Los vimos Hydna, pero míralos tú ahora, son miles ¿Qué podíamos hacer?-Se justificó el rey.

-Llamarme-Respondió Mavia dando un paso al frente y amenazándolo con la mirada-Los hubiera hecho retroceder, no les habría permitido llegar hasta aquí ¿Y como cruzaron el velo?

-Son miles, Mavia, tantos que no podemos contarlos, no habrías podido con todos-Dijo Lara en un irritante tono petulante, realmente desconfiaba del poder de su hermana.

-Uno de los soldados creyó que eran más refugiados y levantó el velo-Respondió uno de los generales del rey Elfo. Mavia pensó que a ese soldado le vendrían bien unas pataditas, pero se guardó el comentario. Lara la había irritado, así que eligió responderle a ella. 

-Hubiera podido y puedo todavía, tan solo mira-Mavia estaba lista para lanzarse en picada contra el enemigo pero Lara la tomó del brazo y la tiró hacia atrás.

-No nos están atacando, no los incites a hacerlo-Era un bueno punto, sí. Pero la forma en que lo expresó estuvo errada.

-¿Y qué sugieres? ¿Esperar a que rompan las puertas y entren? Terminare con esto antes de que empiece.

-En realidad-Intervino el rey Elfo-Estoy de acuerdo con la Princesa Primera, nadie atacará hasta que no sepamos por qué vinieron.

-¡Oh! Claro, un grupo de soldados puede, no sé... ¿Venir a tomar el té? Vienen a matarnos. 

-¿Y por que no atacan?-El rey no era ningún tonto, y tenía alguna idea de como manejar un sitio. Además, detrás de tal estrategia militar, siempre hay un objetivo. 

Mavia sabía que el rey tenia un buen punto. Ella también suponia que las Sombras pretendía otra cosa, pero no le interesaba averiguarlo. 

Fingiendo indignación, les dijo que cuando se dieran cuenta del error cometido no saldría a salvarles la vida. Dio media vuelta y volvió a la fortaleza, a encargarse de sus propios asuntos. 

El rey ordenó enviar un mediador, que escuchara los términos y consiguiera un trato que impidiera el derramamiento de sangre. Lara, pacifista como siempre fue, estuvo totalmente de acuerdo. Hydna, por su lado, expresó dudas al respecto. Ella pensaba que cualquier término que impusieran los siervos de las Sombras seria malo para ellos. Propuso dejar a Mavia su trabajo, pero se negaron. 

Un par de horas después, el mediador volvió. Con la voz temblorosa y sudando de pies a cabeza, intentó explicarle al rey lo que habían exigido las sombras para retirarse.

-Repítelo, fuerte y claro para que todos te entiendan-Vociferó el Rey cansado de interpretar el tartamudeo de su siervo.

-Dijeron que quieren a la Suprema Mayor, majestad. Quieren que se la envíen viva-Repitió el mediador tan claro como pudo.

La Maldición de las SombrasWhere stories live. Discover now