Sombras

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Miles de años después, las ocho originales razas habían vuelto a vivir en paz. Mezclando su sangre y uniendo sus corazones, diversas especies se habían vuelto a erguir en el mundo, al igual que sus reinos.

Sin embargo, aquella imprevista aparición de los Titanes había dejado una mancha en el mundo. Los monstruos diabólicos, enfermizos y malvados que habían sido liberados en la tierra vagaban libres infundiendo terror en los corazones de aquellos que tenían la desdicha de encontrárselos. A pesar de que lo intentaron, nunca encontraron la forma de devolverlos al averno.

Se escondían en las sombras de la noche, buscando débiles corazones que pudieran devorar. Se arrastraban cual serpientes y atacaban a la primera señal de movimiento. Si bien les daba igual quien fuera su víctima, tenían una especial preferencia por los humanos. A diario, las aldeas eran atacadas y destruidas por completo. Difícilmente alguien quedaba con vida, pero algunas veces, nadie salía herido.

Las Criaturas de la Noche, no eran más que una espeluznante leyenda entre los aldeanos que ignoraban por completo la naturaleza del mundo en que vivían. Conocían las historias, sí, pero en lo absoluto las creían. Se las ingeniaban para encontrar siempre una explicación, acorde a sus propias creencias, para todo lo que pasaba en la vida. Creían ser únicos, fuertes, poderosos e invencibles, a no ser que la naturaleza o sus "dioses", todopoderosos y totalmente reales, los enfrenten, ahí ya no había nada que hacer ¿Cómo un humano detendría un tornado? ¿O una inundación? Creían que sólo eso era más fuerte que ellos, todo lo demás eran cuentos de niños. Sin embargo, una noche, los cuentos se convirtieron en algo muy real para los aldeanos del Pueblo del Río.

Sucedió tan rápido como siempre. De un segundo a otro y sin previo aviso, una noche común se convirtió en un infierno. La aldea entera ardió en llamas, las personas corrían y gritaban desorientadas sin entender qué estaba pasando. Entonces los vieron, tal y como las historias los describían, con ojos brillantes y garras afiladas, pisadas que pudrían todo a su paso, altos y esbeltos, con orejas puntiagudas y huesos saliendo de sus espaldas, ahí estaban las Criaturas de la Noche.

Durante esa vigilia, en ese pueblo, otra Criatura paseaba entre las llamas. Atraída por el fuego, una mujer de cabello plateado y ojos grises, se acercaba a la escena. Con espada en mano y paso firme, caminó entre los aterrorizados aldeanos posicionándose entre ellos y las mortíferas criaturas, trazando una inapelable barrera.

Desde ella emanó una fría brisa que, ante la atónita mirada de los aldeanos y de las criaturas, apagó todas las llamas. Al disiparse el humo y aclarárseles la vista, las Criaturas de la Noche la reconocieron y le tuvieron miedo.

La mujer no dudó en atacarlos, pues sabía que intentarían escapar. Uno a uno, los enfrentó y asesinó, cortándolos con su espada como si de bailar se tratara. Cuando todo terminó, simplemente se fue por el mismo lugar que llegó. Las personas que salvó repartieron sus voces sobre la tierra y contaron la historia a todos los que pudieron, algunos les creyeron, otros no.

Aquella misteriosa mujer no tenía ningún interés en historias o asuntos de humanos, asique sólo regresó a su cabaña. Sin embargo, después de arruinar la diversión de sus nocturnos amigos, no tardarían mucho en ir a buscarla; una completa tontería pues de igual forma los mataría, pero qué se puede hacer con criaturas tan poco razonables.

Exactamente como se lo imagino, después de quedarse dormida sintió esa extraña sanción que sentimos todos, eso que nos eriza la piel incluso dormidos. Seguro que los has sentido alguna vez, que alguien te mira, pero al intentar ver quién es no encuentras a nadie cerca. Ese sentimiento, tan entrenado y agudo en ella, la despertó al instante.

Desde una ventana se veía una Sombra que se arrastraba en la penumbra. Sigilosa y constante, siguió avanzando hasta alcanzar la cama donde reposaba su víctima. Por un inoportuno movimiento de una pequeña criatura peluda que dormía a solo unos metros de la joven, la Sombra se sobresaltó y se escabulló debajo de la cama.

La Maldición de las SombrasDonde viven las historias. Descúbrelo ahora