C. 95.

937 60 11
                                    


Su rostro se entierra entre mis piernas, haciéndome saber cuanto deseaba hacer esto desde que estábamos en el avión hacia Littleton.

Su lengua entra en mí, para luego salir y nuevamente repetir el acto, produciendo un tremendo placer en mí. Gimo sin hacer mucho ruido, tirando la cabeza hacia atrás y abriendo más las piernas como reflejo.

-¿Te gusta?

Me pregunta él.
Dejándome mirarlo.
Mis mejillas se ponen rojas de inmediato.

-Sí- le digo, agitada- Sigue.

Sonríe.
Acerca sus manos hacia mis glúteos y los presiona con fuerza, tanta fuerza que estoy segura que me quedarían unas ligeras marcas por el apretón.

Su lengua tortura mi clítoris, y me vuelve completamente loca cuando entierra dos de sus dedos en mí.

-Mierda- gimo, haciendo reír a Ross.

-Eres deliciosa ____________.

Vuelve a lamerme.
Una y otra vez, sin dejar de mover sus dedos al compás de sus lamidas.
Torturandome, buscando mi mirada con sus ojos.

-Me excitas tanto preciosa.

Sonrío.
Coloco mis piernas al rededor de su cuello, acercando más mi vagina a su rostro.
Retira sus dedos de mí, y vuelve a enterrar su rostro en mí.

-Oh Dios- arqueo mi espalda- Sigue, lo haces demasiado bien.

Meneo mis caderas hacia él.
Haciendo que sujete mis nalgas con fuerza.

Cierro los ojos, como si estuviese siendo consciente de que estoy a punto de tocar el cielo con mis propias manos, pero todo aquel sentimiento se detiene cuando él se aleja de mí para poder quitarse el pantalón pijama que está usando.

-Estaba a punto de correrme- le digo, llevando mis manos como reflejo hacia mi vagina.

Ross sonríe.

-¿Puedo ver?

Muerdo mi labio inferior.
¿Cómo demonios es que puede ser tan sexy?

Me posiciono mejor en la cama, abro mis piernas y deslizo mis manos por mi vagina, mostrándole todo a Ross.

Su mirada trata de estar concentrada en mis ojos, pero no lo logra.

-Vamos, tócate.

Me incita, sentándose en la cama.
Observo los bóxers color blanco que está usando.
Su polla está perfectamente erecta.

Meto dos de mis dedos de mi mano derecha en mi vagina, yendo directamente al fondo. Y con mi otra mano, me encargo de darle toquecitos a mi clítoris, sin dejar de observar a Ross.

-Diablos- gime, observando mi cuerpo, sus manos se dirigen a sus boxers, y acaricia su miembro por encima, sin dejar de mirar aquel espectáculo ni un solo segundo- Eres perfecta.

-Ross- gimo, intensificando los movimientos de mis dedos- Estoy por correrme.

-Hazlo.

Viene hacia mí.
Y se inclina para poder besar mis pechos, que están completamente libres gracias a la bata que estoy usando.

No siempre duermo desnuda.
Pero sabía muy bien este día sería la excepción.

Sus dientes muerden con suavidad mi pezón izquierdo, y luego lo succiona, haciendo que me moje más como si fuese posible.

-Ross...

Susurro.
Siento como mis piernas tiemblan, indicándome que estoy por llegar.
Y Ross se da cuenta de ello.

WhatsApp | Ross LynchDonde viven las historias. Descúbrelo ahora