C. 99.

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Paso mis manos por mis piernas, haciendo un esfuerzo inútil por tratar de encontrar un poco de calor a través de esta acción. Observo a Rydel, quien continúa arreglando unas cosas dentro de su walk closet. 

-¿Tienes frío? 

Trato de no rodar los ojos al escuchar su pregunta. ¿Qué si tengo frío? Claro que sí, me encuentro hace dos horas en ropa interior dentro de su habitación, la cuál cabe recalcar, que está con la ventana abierta desde que entre. 

-Sí- respondo, mirando hacia la pantalla de mi teléfono- ¿Dónde está Ross?

Rydel ríe, saliendo de su enorme closet con un precioso vestido en manos, el cuál me entrega. 

-Está organizando la sorpresa que tiene para ti-  vuelve a reír- ¿No estás emocionada? 

Río.

Pues claro que sí.

No pensé que Ross se tomaría tan en serio eso de volver a los días en los que nos conocíamos, los cuáles salíamos siempre y llegábamos a altar horas de la noche a nuestras casas. 

Y vaya que la pasábamos bien; la compañía de Ross, era perfecta, tal y como siempre lo imaginé desde que comencé a gustar de él a través de WhatsApp. 

Hablábamos de cualquier cosa que se nos pudiera pasar por la cabeza. Tuvimos tantas citas perfectas, que llegamos a conocernos por completo, desde nuestro color preferido hasta nuestros fetiches más extraños. 

Sonrío.

Y cuando nos quedábamos sin tema de conversación, Ross propuso que jugáramos a hacernos preguntas de las que sea para que siguiéramos hablando. Preguntas estúpidas con el objetivo de conocer más y más de nosotros, ya saben... internamente. 

Vaya días.

Días que lamentablemente tuvieron que cambiar un poco bastante gracias a las jodidas clases de la escuela, nuestros celos... y las discusiones que hemos tenido hasta entonces, bueno, hasta el día de ayer, para ser más exacta.

Rydel tiende el vestido que tiene en sus manos sobre la cama. Sonrío al verlo, es jodidamente precioso.

Es color rojo, un poco suelto, pero sin duda alguna moldearía mi cuerpo de la forma correcta. 

-Ross se deslumbrará cuando te vea usándolo- comenta, haciéndome reír- ¿Te gusta? puedes elegir otro si no quieres usarlo.

-No- respondo- Está hermoso, muchas gracias.

Le sonrío. 

-¿Quieres que te ayude a arreglarte? como dicen, cuatro manos son mejor que dos, y ya nos quedan solo dos horas. 

Río.

-Esta bien- respondo, ignorando el hecho de que Rydel se demoró mil horas para elegir un vestido de su closet que yo podría usar en esta noche- Hiciste una buena elección- comento- Estoy tan nerviosa.

Rydel ríe.

Conectando su laceadora de cabello a la corriente eléctrica. 

-No arruinaré la sorpresa de mi hermano diciéndote que es lo que tiene preparado para ti, pero solo te diré que realmente te encantará, y que sin duda alguna, si alguien me lo hiciera a mí, me casaría con esa jodida persona.

Sonrío.

Rydel me indica con la mirada de que me siente frente a su tocador y eso es lo que hago, para luego sentir como las manos de Rydel tocan y perfeccionan mi cabello con la laceadora, a pesar de que mi cabello ya es lacio.

WhatsApp | Ross LynchDonde viven las historias. Descúbrelo ahora