C. 75.

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-¿Ross no se enojará?

Me pregunta Olivia, mirándome el cuerpo con determinación. Frunzo los hombros.

Puedo usar lo que se me dé la merecida gana y no tendría por qué enojarse.

-___________, se te ve media nalga.

Me río.
Me bajo más la falda del conjunto que elegimos para animar al equipo de básquetbol donde Ross estaría jugando su primer partido.
Me encargaría de alentarlo así estemos peleados.

Después de todo, es mi novio, ¿verdad?

Salgo del baño de mujeres y contemplo la desesperación de los típicos partidos de la escuela.

Los chicos en grupos escuchando a Travis Scott, chicas bailando, otros entrenando, y sobre todo, miles de bebidas energéticas por doquier.

El equipo contrario llegaría una hora antes de iniciar el partido, así que sino me equivoco, Ross debe estar entrenando ahora mismo.

Saco mi teléfono celular de mi pequeño bolso y lo prendo. Gruño.
Ni una jodida llamada.
Estúpido Ross.

Yo soy la que debería estar enojada contigo.
Vuelvo a guardar mi teléfono celular y me dirijo al aula del A, donde están las otras porristas desde hace media hora.

-Bajate la falda.

Me dice Maddie de inmediato al verme.

-Esta demasiado corta, no nos dejarán alentar si es que el director te ve así.

Ruedo los ojos.
Pero decido hacerle caso.
No quiero que todo el equipo me odie.

Me bajo la falda aún más hasta que queda a una buena altura de mis muslos. Perfecto.

-Hermoso- vuelve a decirme Maddie una vez que ya la tengo más abajo- ¿Irás a hablar con Ross antes del partido?

Frunzo el ceño.

-¿Por qué? ¿Debería?

Ella asiente.
Mirándome obvia.

-Es tu novio, además, es su primer partido en esta escuela y escuche que se le estiró el músculo de la pierna hace una hora.

Mis ojos se abren a tope.
No puede ser que yo no me haya percatado de eso.

Salgo del aula lo más rápido que puedo y me dirijo hacia el campo de básquetbol, donde evidentemente, todo el equipo de hombre está entrenando.

Miro hacia las bancas.
Donde veo a Ross sentado.
Cruzado de brazos, mirando a los demás.
Con una cara de ligero dolor.

Suspiro.
Que jodidos nervios.

Me acomodo el cabello y camino lo más rápido que puedo hacia él. Nuestras miradas se unen cuando estoy a dos metros de él.

Y su expresión me sorprende.
Ni una sonrisa.
Ni un lamento.
Nada.

-¿Estás bien?- le pregunto. Con un notorio nerviosismo en mi voz- Me dijeron que se te estiró el músculo.

Me siento a su lado.
Él asiente.
Sin darme demasiada importancia.

-¿Ya me desbloqueaste de WhatsApp?

Me pregunta.
Serio.
Sin mover ni una facción de su rostro.
Jamás lo había visto así antes.

-No- respondo- ¿Por qué te pusiste así?

Ross rueda los ojos.

-No quiero hablar de eso ahora- suspira- Lo hablaremos después, claro, si quieres.

WhatsApp | Ross LynchDonde viven las historias. Descúbrelo ahora