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30 de septiembre de 2018

Jake pasó un brazo por mi cuello mientras caminábamos, haciendo que todo su peso recayese en uno de mis costados. Me quejé, pero Jake solo soltó una carcajada. Se había pasado bebiendo.

Sam también rio. Los dos llevaban riéndose desde hace horas, por cualquier tontería. Sin embargo, Sam solo iba un poco borracha. No tanto como Jake, desde luego. Yo no bebía, por lo que era la única que realmente estaba sobria.

—Ay, echo de menos a Ethan. —Jake hizo un puchero y comenzó a llamar a su amigo como si este no se encontrara en la otra punta de la ciudad.

—Has sido tú quién le ha convencido para que pase la tarde con Kate —recordó Sam.

—Es verdad —se quedó pensativo durante un segundo y, acto seguido, sacó el móvil —. Voy a decirle que tiene que devolvérmelo.

—Jake, son las dos de la madrugada, no creo que...

No me dio tiempo a terminar la frase; Jake ya había marcado el número de su hermana y tenía el teléfono pegado a la oreja.

—Hermanita —habló, alargando la palabra, tal y como llevaba haciendo desde hacía una hora aproximadamente.

Intenté quitarle el móvil de la mano, pero Jake me esquivó.

—Dame el teléfono, Jake —le dije. Estaba segura de que ni siquiera se le había pasado por la cabeza el que Kate pudiese estar dormida. Para él la hora era un elemento desconocido cuándo se emborrachaba. Había que sacarle a rastras de las fiestas.

Finalmente conseguí arrebatarle el teléfono, no sin tener que escuchar sus quejas de fondo mientras trataba de pedirle disculpas a Kate.

—He intentado impedirle que te llamara, perdón si te ha despertado.

—Tranquila, estaba despierta —aseguró con ese tono dulce tan característico en ella. Tenía una voz melodiosa y cautivadora. No me extraña que su sueño fuese dedicarse a la música.

—Menos mal —suspiré aliviada. Les eché un vistazo a los dos adolescentes ebrios que me acompañaban. Ya habían encontrado otra chorrada por la que reírse. No pude evitar esbozar una sonrisa yo misma al verlos —. Como podrás imaginar, me ha tocado hacer de niñera esta noche. Jake va bastante borracho. No creo que sea buena idea dejar que vaya solo a casa, ¿te parece bien si duerme en la mía hoy?

Se había quedado en mi casa a dormir varias veces con anterioridad, así que, llegados a este punto, ya no me resultaba nada extraño. La única diferencia era que podía verle mientras hablábamos antes de irnos a la cama. O al sofá, en su caso.

—Sí, claro, no hay problema —respondió —. Avísame si necesitas algo o si Jake te da muchos problemas. Y dile que me mande un mensaje mañana por la mañana para saber qué planes tiene.

—Está bien —asentí —. Eso era todo. Buenas noches, Kate.

—Buenas noches, Em —dijo. Jake se colocó a mi lado y se despidió de ella también. Kate rio —. Sí, sí, buenas noches a ti también, Jake. Pórtate bien.

Colgamos la llamada y volví a prestarle atención a mis amigos. Mi estómago soltó un rugido hambriento. No había comido nada desde horas antes de que saliésemos de casa.

Emily & Jake ✔️Where stories live. Discover now