Capítulo 2. ¿Qué es esto?

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Al caer en el arbusto me dí con algo duro en la cabeza. Yo pensaba que era la pata del banco que tenía justo enfrente, pero me fijé mejor y dije:

-¿Una caja? ¿Qué hace aquí una caja? Además esta, que está tan bien decorada. Parece cara.

La caja era de madera oscura barnizada con grabados en lo que parecía oro y plata, y un cerrojo de bronce y latón. Levanté la cabeza y vi a mis amigos corriendo hacia mí, Sofía la primera. Cuando llegó a mí me dijo:

- ¿Estás bien amor? ¿Te has hecho daño? - Se giró hacia Antonio - Es que no puede ser, eres un animal.

-Amor, no pasa nada, estoy bien. Deja a Antonio tranquilo.

-Tío, perdón. Ya sabes que me paso con la fuerza. - Se disculpó mi amigo ayudando a levantarme.

- Oye Jack, ¿qué es eso? - me preguntó Kevin apartando las ramas del arbusto con una suave brisa.

-Es el motivo de mi dolor de cabeza para todo el día, una caja. ¿Os suena de algo? - le contesté mientras la cogía. Cuando la tenía en mis manos vi que el cerrojo estaba abierto, así que levanto la tapa y en su interior encuentro ocho piedras de distintos colores sobre un cojín de terciopelo burdeos con parches de seda de distintas formas bajo cada piedra. Uno de ellos tenía forma de calavera, otro de gota de agua, otro de sol, otro tenía forma de cabeza humana, otro era un rayo y el de al lado era una nube, otro era una montaña y el ultimo tenia forma de llamarada; todos dispuestos en círculo.

-¿Piedras? - dijo Felipe extrañado al igual que todos - ¿Todo esto por una piedras?

-Pero no deben ser una piedras normales, - opinó mi amigo Mat analizando la caja- porque toda esa decoración de la caja y el cojín no es barata, sobretodo los grabados en oro y plata.

-Podemos llevarlas a una joyería a que nos digan qué piedras son, ¿no? - dije mientras cerraba la caja, aunque sentía algo raro, como si esas piedras nos pertenecieran de alguna manera. Pero no le hice caso al pensamiento y cerré del todo la caja.

- Y yo conozco una casa de antigüedades cerca de mi casa, - añadió Sofía cojiendo ella la caja - podemos llevarla para que la examinen.

- Me parece buena idea. -Aprobé como si fuera el líder del grupo, aunque a veces sí que lo parece - Mañana, Mat, Felipe y yo llevaremos las piedras a la joyería, - dije mientras abría la caja, aun en manos de mi novia, y cogía las joyas metiendomelas en el bolsillo de mis vaqueros negros - y Soía, Antonio y Kevin llevaréis la caja a la casa de antigüedades.

Todos de acuerdos, salimos del parque, el sol ya se escondía tras la ciudad tiñendo el cielo de naranja y dejando ver la blanca luna y las estrellas que brillan con más fuerza. Nos dimos un paseo a lo largo del río y fuimos acompañando a cada uno a sus casas.

Aviso, a partir de aquí voy a añadir a la historia canciones que se me vienen a la cabeza, ya sabes, para crear un ambiente guapo.

(Voy a pasarmelo bien - Hombres G)

Llegó la mañana del día siguiente, me desperté dando un bote en la cama, bajé al salón de mi casa, me comí unas galletas de chocolate con un vaso de leche con ColaCao, volví a mi habitación a vestirme. Abrí el armario y saqué lo primero que vi: una camiseta blanca del grupo Queen, unos vaqueros negros, una americana negra y unas botas Vans grises. En el baño, me puse frente el espejo y me despeiné el pelo con agitándomelo con la mano. Una vez listo, cogí la bolsita de tela donde había metido las joyas y salí de mi casa, con dirección a la de Felipe, cerrando la puerta muy suavemente porque aún no se había despertado mi familia.

Cuando ya estábamos los tres juntos, de camino a la joyería les pregunté:

-Tíos, ¿no os da la impresión de que nos están espiando? Al menos yo me siento observado.

Las gemas de los elementosWhere stories live. Discover now