Capítulo 1. Primero una introducción

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Hola buenas, el ser humano ha conseguido evolucionar, por muy increíble que parezca, y ahora podemos controlar los elementos de la naturaleza. Así que a lo de "seres humanos" tenemos que añadirle un "elementalistas" detrás. Cada persona controla un elemento, como el agua, la luz y eso. Estos poderes son de nacimiento, nos vienen en el código genético, no lo elegimos, lo traemos de serie. La ciencia aún no sabe el por qué de esta mutación en nuestros genes (y mira que fue hace unas décadas), aunque tampoco ponen mucho empeño en averiguarlo, pero personalmente, me encanta. Lo que antes parecía que solo ocurría en los cómics de lo X-Men ahora es el día a día de todas las personas. Somos los superhéroes que todo niño y niña deseaba ser. Dicho todo este rollo, me presentaré, más que nada porque sería algo raro que leais/escucheis una historia sin conocer al prota:

Soy Jack Wilson, elementalista del fuego. Tengo 15 años, vivo en la preciosa y milenaria Sevilla, ciudad destacada en todo el mundo por ser la mayor fuente de energía solar hoy en día, una de las energías más usadas en el mundo moderno, aunque el cambio climático también hizo algo de su parte dejándonos sin nubes. Intento ser una persona tranquila, pero siempre acabo sacando mi lado más loco, sobretodo marcandome un solo con mi guitarra eléctrica. Por mis venas corren fuego, sangre, rock y papelillos de colores (muero por los carnavales de Cádiz). La gente se me suele quedar mirando por el intenso rojo de mis ojos, como si fueran dos rubíes pulidos. Como expresión de mi locura interior procuro tener mi pelo color ceniza despeinado, libre como las llamas de una candela. Es imposible que no destaque vaya donde vaya, y no es que yo sea un egocéntrico de esos que dan tanto asco, es que mido 1,90m en plena adolescencia. Si tuviera algo de músculos sería perfecto para jugar en la NBA. Siempre visto con tonos cálidos y/u oscuros. Y puede que os preguntéis "Oye Jack, ¿cómo es que tu nombre es el menos sevillano del mundo?". La respuesta a esta pregunta se llama James Wilson, mi padre. Es de New Jersey, pero viajó a Sevilla por trabajo, conoció a mi madre, Lola López (conocida en el barrio como "La Lolo"), y el resto ya os lo imaginareis. La razón por la que soy posiblemente la persona más paciente de toda Sevilla es la petarda de mi hermanita María Wilson, de 9 años de insoportable por culo constante, pero se le coje cariño. Para calmar los dolores de cabeza que me da tengo a mi queridísima novia, Sofia Diaz. Su elemento son las sombras, el mas de difícil de explicar en qué consiste, porque está relacionado con el tema de la muerte y eso, pero no es la muerte en sí, ¿sabes? Total, que ese es su elemento, ya lo iréis pillando. Ella es algo más bajita que yo (apenas me llega al hombro), pero es muy mona. Su pelo es negro como la noche con mechas como las lunas de sangre, pero sus ojos violetas brillan como estrellas en su tez pálida como la luna, con unas pecas alrededor de la nariz que la hacen irresistible. Aunque controle el tema de las sombras y eso, su carácter es muy alegre y espontáneo, y su nivel de locura es tan alto como el mio. Pero, aunque tengas novia, ¿qué coño es la vida sin amigos? Por eso estos son los míos:

Felipe Gomez. Él y yo somos uña y carne, aunque él controle el agua y yo el fuego. Siempre lleva un pañuelo en la cabeza a lo pirata que le tapa su pelo negro, sea invierno o verano. Le saco algo más de media cabeza de altura, pero a cabezota no le gana nadie, aunque el tío tiene buen coco. Nos conocemos desde la guardería prácticamente, y siempre nos hemos ayudado en todo. Nunca he visto que se interese por alguna chavala, así que para ese tema tengo al siguiente colega.


Francisco Fernández, aunque todos le llamamos Kevin. El apodo le viene de familia. En verano, al hacer que corra viento, todo el mundo le dice "Qué bien sienta este fresquito" , y de tanto "Qué bien" se le quedó Kevin. Tiene mi misma altura y el pelo rizado y castaño que se le amontona en un pompón de pelo tapando su frente. Éramos compañeros perfectos a la hora de ligar, pero como ahora tengo novia, eso se acabó para mi, y ahora él es un lobo solitario en el mercado del amor.


Antonio Garcia. Con su 1,80 m de alto y otro metro de ancho, es el más grande de nuestro grupo. Creo que le pega controlar la tierra, aunque si sus padres trabajan en el campo tampoco me extraña. Es el tío más bruto y más fuerte que he conocido nunca, pero es muy gracioso y muy buena gente. Entre él y yo nos conocemos los mejores bares, cafeterías y restaurantes de la ciudad. Nos encanta comer, aunque a mi no se me note mucho y a él se le note demasiado.


Mateo Pinzón, aunque le llamamos Mat. Es la chispa del grupo, y no porque sea el más importante del grupo ni nada, es porque maneja el tema de la electricidad. Es igual de alto que Felipe, pero él tiene los ojos como el chocolate, el pelo castaño y la piel como el azúcar moreno. Él tuvo la suerte de nacer en el barrio de Triana, el más famoso y de los más bonitos de la ciudad. Al igual que yo, siempre busca un chiste, una gracia o un doble sentido para cualquier cosa. Muchas veces hacemos concursos de chistes malos y la cosa siempre está reñida.


Ahora que tenéis una base y unos cimientos, os contaré la historia que cambió nuestras vidas. Una tarde cualquiera como otras de aquel verano salimos a dar una vuelta por el Parque de los Príncipes, para echar la tarde haciendo nuestras tonterías habituales, comiendo pipas, bebiendo una Coca Cola... lo que hacen todos los chavales de nuestra edad. La última vez que salimos, le quemé el paquete de patatas a Antonio de broma, pero creo que no se lo tomó muy bien, porque como venganza me empujó para que me cayese del banco, pero como tiene una fuerza sobrehumana, salí disparado del banco hasta impactar con un árbol del que salieron una docena de gorriones volando, y caí en un arbusto bajo su sombra, dándome con algo en la cabeza, un objeto misterioso que nos cambió las vidas.

Las gemas de los elementosWhere stories live. Discover now