Capítulo 8: Cómo distinguir las clases de cuchillos

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—Hola.

La voz melodiosa y quebrada de la Amazona la sacó de sus pensamientos, y Aeryn le echó una mirada asesina a Madeleine.

—¿Alguien me explica qué está pasando aquí? —pidió.

Lorette abrió la boca para contestar, pero pronto la cerró, sin saber qué decir. Así que Madeleine tomó la palabra.

—Cuando volví de mi paseo... ya sabes...

—La misión de exploradora —atajó Aeryn, nerviosa.

—Exacto. Bueno, Lorette estaba en la Laguna.

—Pensé que teníais que haber salido de algún lado —continuó la pelirroja; tenía una voz tan dulce que parecía una sirena—. Así que me escapé de la Aldea y vine aquí con la intención de averiguar cuál era vuestro escondite, y tal vez... huir de las Amazonas.

—El Bosque aún no había aparecido, pero decidí confiar en ella y mostrárselo. Si Jayce te trajo aquí por el simple hecho de que querías escapar, creo que Lorette tiene el mismo derecho.

—Aeryn, fuiste una Amazona, ¿no? —preguntó Lorette, mirándola con detenimiento—. Espera, ¡eres la hija de Savannah! —exclamó de repente.

—¿Qué? —dijo la muchacha, algo extrañada.

—Todas te conocen allí —le explicó, ya más animada—. Eres famosa en la Aldea: nunca en la historia de Mulier una niña había crecido con su padre —Aeryn frunció el entrecejo, intentando recordar la falsa historia de su vida que se había tornado real—. Te dan por muerta, ¿sabes? Igual que a todas las que desaparecieron. Aunque supongo —echó un vistazo por el tragaluz de la cabaña— que aquí es donde acababan.

—No puedes volver a la Aldea, Lorette. Espero que lo sepas —dijo Aeryn, tajante y desconfiada—. Corremos el riesgo de que te vayas de la lengua.

—No quiero regresar —aseguró ella con los labios fruncidos.

—Eso espero.

Aeryn salió de la cabaña sin decir nada más: pensaba preguntarle de nuevo a Madeleine acerca del diario y de sus supuestos sentimientos hacia Ronnie, pero no era eso lo que más le preocupaba en esos instantes. ¿Por qué había tratado así a Lorette, sabiendo que en el libro era buena y sincera? ¿Tenía miedo de que pudiera haber más cambios? El carácter de los personajes no había sufrido ninguna alteración importante hasta el momento, pero no podía confiarse.

Pensó en su siguiente movimiento.

Tenía que avisar a Jayce cuanto antes.

No. Tenía que exigirle una explicación Madeleine.

No. Tenía que hablar a solas con Lorette.

O tal vez debería pasar un rato con Ronnie.

Mientras sus pensamientos luchaban como un puñado de Amazonas enfurecidas, Aeryn no hizo otra cosa que comenzar a correr. Ni siquiera ella sabía si huía de algo en concreto o de todo en general, simplemente corrió por mucho que se hubiera prometido a sí misma no hacerlo más. Tal vez hubieran pasado minutos, o horas, pero finalmente llegó, no supo cómo, al claro lleno de niebla donde Jayce había construido el columpio.

Tampoco supo cómo, pero Lorette estaba allí, sentada con las piernas cruzadas y su mirada insegura fija en ella.

Aeryn abrió la boca para hablar, pero la pelirroja la interrumpió antes de que pudiera preguntar nada.

—Te recuerdo que, a pesar de todo, soy una Amazona.

—Eras —corrigió Aeryn.

—Era. Sólo quiero saber cómo puedo lograr que confíes en mí.

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⏰ Ultima actualizare: May 31, 2015 ⏰

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