En casa

23 2 3
                                    

He llegado a casa.

Llevo las cenizas de mi hijo y mi padre, aunque sé que el término no es exacto. Ellos fueron convertidos en "caminantes blancos" y tuve que matarlos después de llorarlos brevemente. Intento explicarle a mi esposa y a mi madre, pero no es necesario, las historias han viajado más rápido y el pueblo sabe a lo que nos hemos enfrentado.

Nos han recibido con alegría, saben que debemos volver a salir porque es hora de rendir cuentas. Curiosamente, no es tiempo de tristeza. Nos brindan más comida de la que podemos disfrutar. A diferencia de otros pueblos, a nosotros nos alegra mucho el invierno y el gris imperturbable de una estación que nos abriga mejor que el insoportable verano y su calor irrespetuoso. Un par de músicos han sobrevivido y sonrío, mi esposa me saca a bailar, mi madre está agradecida y perdona la terquedad de mi padre. "Así quería morir" - recuerda. Parece que no me ha entendido que murió dos veces.

Casi siempre, se rinde primero homenaje a los muertos, pero el pueblo ha cambiado en su actitud. Nos han recibido con una fiesta y repiten que es momento de celebrar la vida. Curiosamente, la fiesta se ha vuelto, poco a poco, casi tan descontrolada como las celebradas por la victoria contra el "dios ahogado".

El funeral ha sido simple, casi sin lágrimas. Se han quemado los bienes, las ropas y simbólicamente las armas de nuestros valientes muertos. Hay una sensación extraña de alivio, respeto, temor y esperanza. Esta guerra ha sido distinta, no luchábamos contra los enemigos de siempre. Esta vez lo hicimos por sobrevivir, al punto de encontrarnos con nuestros enemigos y luchar contra ellos. 

- ¡En nombre de la aldea y como sobreviviente reclamo mi derecho a unas palabras!

Tomo la palabra y hago un reconocimiento público de Theön Greyjoy, nuestro más odiado enemigo. Explico lo que Sam Tarly nos cantó antes  de irse. Narro a viva voz que nuestro adversario luchó hasta el final para defender a Bran Stark "el tullido" y murió mientras lo hacía. No es tiempo para rencores, todos aceptan mi palabra, nadie replica o saca la espada. Las mujeres cantan y parece que el frío y el mar se reconcilian en nuestras almas.

Las llamas se apagan y vamos a descansar. He buscado este momento de soledad para recibir la caricia de mi esposa, el abrazo de mis hijos. En casa, una fogata nos reúne como familia y me siento a contar las historias vividas. No todas claro, será una por semana, no siempre es fácil recordar. 

Voy con mi esposa a nuestra habitación, veo mi cama y agradezco poder acostarme en ella una vez más. Mi esposa me abraza, acaricia mis maltratados hombres y mi rostro. Es la única vez que me siento vulnerable. "No pude hacer nada, lo siento".  Le explico de modo desordenado, otra vez, todo lo que pasó, pero se lo explico llorando, riendo, gritando. Me levanto de la cama, me arrodillo, me vuelvo a echar, lloro un poco, ella está callada, llora conmigo, me pide que me calme, que no despierte a los niños, me abraza, tranquiliza, sonríe, refresca mi alma cansada con sus palabras siempre escasas pero tan importantes. La amo, termino diciendo que la amo. Que no voy a dejarla, que se maten los reyes entre ellos, que ya luchamos mucho y hemos perdido casi todo. Le explico sobre mi cansancio, me entiende. Le comento sobre el filo de mi espada y el quiebre del escudo. Le pido que mire mis canas cansadas, llora. Se ha derrotado al cruel enemigo, pero nos ha dejado tanto sufrimiento que simplemente queremos olvidarlo. Debe haber un mundo diferente, uno sin guerras, sin caminantes blancos.

Le explico lo que ya sabe, Cersei Lannister no abdicará y tiene de aliado a "Los hombres del hierro", nuestros ancestrales enemigos. Daenerys Targaryen moviliza a sus "Inmaculados" junto a todos los pueblos del norte, los dothraki y todo aquel que desee vengarse y despedazar al orgulloso león dorado.

Hay juramentos que deben cumplirse, los días pasan y es hora de unirnos al ejército de John Snow. Los comentarios de su verdadero origen pululan por todo lugar. Algunos dicen que nunca fue un bastardo, otros que sí, los más osados se atreven a especular que en realidad es un Targaryen. El último hombre que predicó la imposible historia de que la reina Daenerys y John Snow son tía y sobrino fue azotado por quienes lo escuchaban.

¿Ir a la guerra? ¿Pelear nuevamente? Alisto mi escudo y mi espada también. Uno de mis hijos restantes pretende acompañarme, una bofetada que lo lanza al suelo lo detiene.

- Cuida a tu madre.

Alisto provisiones, lucho con mi conciencia, no debí golpear a mi hijo. Es tiempo que se haga hombre pero no de ese modo, no entre espadas y muerte. Necesito que viva más, goce de una mujer, aprenda un oficio más que el de la guerra. Estos pensamientos me invitan a quedarme, disfrutar de mis últimos años. Ya he peleado lo suficiente, hice lo que pude, vi morir a mi hijo y a mi padre. Mi espada está cansada, mi escudo quebrado. Sin embargo, un deber es un deber.

El dragón sobrevuela la aldea, es la segunda vez que puede verse desde aquí. Hay una deuda pendiente, una decisión ya tomada, ,un escudo y una espada que lucharán una vez. Esa es nuestra vida, nuestro destino. Le pido a mis hijos que cuiden a su madre, ella me besa y ya no llora.

Mis hermanos de armas me reciben, nos dirigimos hacia el castillo de nuestro señor. Voy pensando si este mundo puede ser mejor, si tal vez por fin se acaben las guerras por el poder y exista alguna forma de alcanzar la paz, una palabra que se ha escuchado muy poco en nuestra historia.

Vamos a la guerra. Otra vez.

Adiós.



SOLDADO DE INVERNALIA. Fanfic de "Game of thrones"Wo Geschichten leben. Entdecke jetzt