¿Qué pasaría si no existiera la Luna? [REESCRIBIENDO]

4. Otras personas se aman a sí mismas

No cambies para que la gente te ame. Sé tu mismo y las personas correctas te amarán. Si hay amor propio lo demás llegará cuando tiene que llegar.

🌙

Hay muchas cosas que no sé muy bien cómo definir. Últimamente suelo pensar mucho, cuestiono todo, y la mayoría del tiempo termino con más preguntas que respuestas.

Hasta la cosa más pequeña me genera duda, supongo que es gracias a que, desde hace un tiempo atrás, decidí detallar todo a mi paso.

¿Es normal analizar lo que siento hacía un día de la semana? Se supone que los humanos reaccionamos ante cualquier estímulo, entonces no me parece tan extraño sentir alegría, repulsión o indiferencia ante un día, simplemente por ser ese día.

Los lunes son un asco, más cuando tengo que despertarme temprano en la mañana tras dos días de dormir hasta el mediodía. Los martes me parecen cansados, como si todo el peso de despertarme temprano los lunes me cayese encima.

Ahora, los miércoles... este día de la semana no sé muy bien cómo definirlo. Es como el ejemplo del vaso medio lleno o medio vacío, todo depende del punto de vista.

El mundo puede ver a los miércoles de dos maneras:

1. Mala, si lo ves desde el punto en que la semana acaba de empezar.

2. Buena, si lo miras como que la semana está por acabar.

Supongo que lo veo desde mi humor diario, y hoy realmente no me da la cabeza para clasificar este día de la semana en esos dos puntos. Quizás, hoy lo veo como un día neutral. Nada bueno ni nada malo me ha sucedido hasta los momentos.

Con respecto a Apolo todo ha vuelto a la normalidad, es decir, no nos dirigimos la palabra. Supongo que era cuestión de tiempo para que nuestros mundos volvieran a separarse. De seguro habríamos causado una falla en el universo de no ser así.

Yo le veo todo el tiempo y supongo que él no me ve a mí. Volvimos a la rutina de siempre pues fueron suficientes un par de horas para que se olvidase de mi existencia.

Suspiro volviendo a la realidad. Andrew está justo frente a mi comiendo una hamburguesa, luce nervioso. Mientras Emery, a mi lado, escribe algo en una hoja blanca con una sonrisa extraña plasmada en su rostro. No le pregunto algo al respecto a ninguno de los dos.

—Muy bien, las dos me tienen harto —dice el rubio rompiendo el silencio que estaba en nuestra mesa. Me señala acusatoriamente.— Tú estás suspirando desde hace rato, ¿qué rayos te sucede? —Sus palabras se atropellan por la velocidad con la que habla. Sin dejarme responder señala a la que está a mi lado— y tú... ni siquiera te conozco bien pero sé perfectamente que no andas con esa expresión bobalicona por la vida.

Miro a Emery para después mirar a Andrew. Mis neuronas no conectan rápidamente como quisiera.

Vuelvo la mirada a mi mejor amiga y luce llena de confusión. Los segundos pasan en una competencia de miradas que ninguno se atreve a terminar hasta que un grupo de personas se detiene a un lado de la mesa donde nos encontramos.