Capítulo 28: Capullo marchito.

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"¿Te acuerdas de cuando aprendimos cómo volar? Jugábamos de fantasía; éramos jóvenes y teníamos todo el tiempo de nuestro lado. Estás atrapado en el suelo, perdido, sin poder ser encontrado, sólo recuerda que todavía estás vivo. Yo te llevaré a casa, no, no estás solo cariño, continúa marchando, por esto vale la pena luchar, tú sabes que todos tenemos heridas de batalla. Ya has tenido suficiente; pero aún así no te rindas, adhiérete a tus armas, vale la pena luchar. Tú sabes que todos tenemos heridas de batalla, continúa marchando..." - Battle Scars / Paradise Fears.

"La felicidad es compañera inseparable del sufrimiento, cuando ella aparece, él espera su turno..."

Atención: El siguiente capítulo contiene material que puede llegar a perturbarlo. Se recomienda discreción.

Louis había perdido a Zayn y Liam entre el gran acumulamiento de estudiantes que se apresuraba por salir del instituto por aquel extenso pasillo, pero no le dió demasiada importancia. Después de todo, se había alejado a próposito de ambos. No era porque no quisiera pasar tiempo con ellos ni mucho menos, pero ahora la impaciencia por ver a su novio hacía cosquillas en su ser en una cantidad descomunal. Necesitaba verlo y besarlo. Necesitaba besar aquellos carnosos labios que sabían a eden, necesitaba tomar aquella mano pálida y suave, necesitaba esa mirada reluciente de inocencia puesta sobre él.

Los orbes azules llenos de ilución poco a poco perdieron el brillo al momento en que llegó a la vereda de la institución pero no encontró a ningún par de orbes verdes que le devolvieran la mirada, ninguna boca rosada y ancha que le sonriera cálidamente. Harry no estaba allí.

Una extraña mezcla de desilución, extrañeza, y preocupación comenzó a brotar dentro del estómago del castaño, formando una sensación pesada parecida al miedo. Quiso creer que, quizás, el jovencito rizado no sentía ganas de una salida ese día y por tal razón, había ido a completar su rutinario trabajo de cuidar a Nouvel.

Entonces a paso presuroso, Louis volvió al vecindario, y antes de ir hacía su casa, se dirigió a aquella distintiva y conocida vivienda cubierta de enredadera frondosa. Lo primero que notó el joven fue la ausencia de la Van deteriorada de Raquel, y aquello no fue nada raro pues la mujer trabajaba en la florería de la ciudad a esas horas, y no era sino hasta la noche en que regresaba a casa nuevamente. Lo segundo que Louis notó, fueron todas las persianas de las ventanas cerradas, y ante eso frunció el ceño. Comúnmente Harry las abría por completo ni bien arribaba de la escuela, y el que estuviesen cerradas aún sólo significaba que nunca había llegado.

Ante aquel detalle, la rara sensación dentro del estómago de Louis se incrementó. Sus manos comenzaron a sudar, y el nerviosismo se apoderó de su ser, e intentó convencerse a sí mismo que sólo era su mente la que le estaba haciendo pasar malas jugadas, y que Harry estaba bien.

Turbado y desconcertado caminó con premura los pocos pasos que separaban la casa del ojiverde de la suya. Entró con apuro esperando encontrarlo tumbado en el sillón y sosteniendo a Nouvel como de costumbre, quizás alimentándolo o jugando con él. Pero Harry tampoco estaba allí.

En el sillón de cuero sólo estaba la niñera de turno matutino del pequeño retoño; Yessica. Ésta era la que se encargaba del cuidado de Nouvel hasta que Harry regresara de clases para poder cumplir con el turno vespertino todos los días de semana.

-¿Estás bien?.- Inquirió la joven morocha, mientras miraba a Louis con una expresión extrañada debido a su semblante de descollante consternación.

Louis asintió lentamente sin tener noción siquiera de estar haciéndolo, y luego soltó un muy bajo y débil "Sí", el cual la muchacha no creyó en absoluto pues le frunció levemente le ceño.

As happened to Cinderella {Larry Stylinson} TERMINADA.Where stories live. Discover now