Capítulo 20 "Un punto negro con dos pelos en la mejilla derecha" (Maratón 2/3)

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Volví a centrarme en dar golpes al saco. Esta vez trataba de controlar una fuerza que no sabía que tenía.

Mi cuerpo se centró de nuevo en el boxeo, pero mi mente me pidió algo de distracción. Traté de encontrar un tema que no me enfadara. Al menos, no demasiado. Me vino a la cabeza el día en el "Talk&Coffee" y mi charla con Ethan y Alex.

Ethan y Alex se miraron sorprendidos y algo asustados.

 

< Tus amigos te tienen miedo. >

 

Deberían. No me gusta que me oculten cosas.

-¿Y bien? ¿Quién va a ser el primero en hablar?

Ninguno de los dos abrió la boca.

-Habéis hecho voto de silencio, ¿no? –insistí. –Genial.

Pensé en ir a por el más débil de los dos. Me senté al lado de Alex, justo en frente de Ethan. Noté como mi amigo se tensaba.

-¿Qué haces aquí, Ethan? –le pregunté mirándolo fijamente.

Mi amigo trago saliva. Por el rabillo del ojo vi como Alex le hacía señas de que no dijera nada.

¿Qué me estaban ocultando?

 

< Están juntos. >

 

¿Qué? No, eso es imposible.

 

< No hay otra explicación para que estén los dos aquí solos. Alex y Ethan están saliendo y no quieren que tú lo sepas. >

 

Eso no tiene ningún sentido. ¿Por qué iban a querer ocultármelo?

-¿Ethan? –insistí. –Cuéntamelo.

Su nuez volvió a subir y a bajar.

-Alex me lo va a contar tarde o temprano. –continué. –Por eso me llamó, para hablar.

Me giré en dirección a mi amiga gótica.

-¿Verdad, Alex?

Mi amiga me miró. Sus ojos ya no parecían llorosos.

-Se ha arrepentido. –murmuró Ethan.

Mi amiga lo fulminó con la mirada.

-¿Por qué, Alex? ¿No confías en mí? –le pregunté a ella.

-No, no es por eso, Dani. –se apresuró a negar. –Es sólo que...

Sus palabras no llegaron a salir de su garganta.

-Tiene miedo. –respondió por ella Ethan.

-Cierra el pico, Piolín. –le ordenó Alex a nuestro amigo. –No digas ni una palabra más.

Fruncí el ceño.

-¿De quién tienes miedo?

Alex me mantuvo la mirada durante unos segundos, pero no tardó mucho en agacharla.

-De ti, Dani.

Me giré hacia mi amigo.

-¿De mí?

¡No me dejes con ellos, mamá!Donde viven las historias. Descúbrelo ahora