Capítulo 1

23.6K 789 107
                                    

Y aquí estaba, bajando del avión en el que mis padres me habían mandado para llegar al jodido internado del que tanto insisten.

Siempre supe que mis hábitos jamás les gustaron pero no los creí capaces de mandar a su propia y única hija a otra ciudad a un internado donde se educan a las chicas para que sean damas de la alta sociedad.

Maldigo el día en que mi madre decidió ser una de esas modelos superficiales y mi padre sacó adelante su empresa para hacerse la persona millonaria que ahora es. No me malentendáis, a mi me gusta tener esas cosas que quiero pero ¿para qué tanto dinero innecesario?

Además que no tardó nada en subírseles la riqueza a la cabeza. Es como si fuesen parte de la realeza, con sus amigos organizando cenas importantes cada viernes por la noche para sólo sentarse en una mesa perfectamente decorada con mucha comida exquisita e importada, hablando de diversos temas con algo en común; superficialidad. Todos eran tan superficiales que tan sólo quería golpearlos a cada uno en sus estirados rostros, a ver si se les bajaba un poco.

Ni hablar de las reuniones por las tardes de mi madre con sus amigas, modelos también, joder, juro que solamente hablaban de cuanto costaban esas bolsas de Louis Vuiton y Prada, de sus amados abrigos de piel y de cuándo podrían juntarse para ir a hacerse la manicura. Ni hablar de todos esos vestidos que formaban parte de mi closet, cortesía de mi madre por supuesto porque yo nunca, y repito NUNCA compraría un vestido si de mí dependiera. Yo era más de un par de jeans, con unas converses y una sudadera de esas con capuchas como tres tallas más grandes.

Recuerdo que una vez las amigas de mi madre trajeron a sus hijas y todas eran tan fresas y barbies que no se bajaban de esas plataformas que llamaban tacones, ni se quitaban esos vestidos que envolvían sus cuerpos o esos kilos de maquillaje que ocultaban sus rostros, y tampoco podemos olvidar sus pomposos peinados que llevaban en sus rubios cabellos. Joder que falta de personalidad, ¿Qué no hay otro tono de tinte para el cabello que no sea rubio? Es por eso que agradezco ser castaña con algunos reflejos rubios pero castaña al fin. Sus caras al ver que yo sólo usaba unos pantaloncillos de deporte, una blusa holgada con un logotipo de esa banda nirvana, unos vans y mi cabello iba recogido sobre mi cabeza en un rodete, bastante desprolijo, parecía que habían visto a un mismísimo monstruo, su cara no tenia precio, me hicieron probarme un par de tacones y me caí al solo habérmelos calzado. Por eso no me llevo bien con las chicas, tienden a ser tan superficiales y cuidarse tanto por su apariencia que logra sacarme de mis casillas. Prefería ser parte del grupo de los chicos con una sola amiga mujer, Amber, quien es bastante femenina pero no superficial, a ver si me explico, se arregla pero no es en lo único que piensa, digamos que es bastante inteligente y jamás ha tratado de arrastrarme al lado rosa.

Pero bueno, creo que me he desviado del tema, vuelvo a donde empecé como es que mis padres decidieron finalmente mandarme hasta acá, aquí va:

- Buenas noches. –Bajé hasta el comedor donde se llevaría a cabo la cena que organizaron mis padres para celebrar la nueva sucursal de su empresa en Dubái.

- Buenas noches. –Respondieron todos los socios quienes llevaban sacos elegantemente acompañados por corbatas de moño sentados junto a sus esposas que llevaban elegantes y largos vestidos de seda, incluidos mis padres.

 A la mierda toda esta informalidad. Soy Blair Ross y yo no uso eso, en cambio cogí mis jeans favoritos con una blusa negra y un pequeño logotipo en el centro y unas calzas bajitas, mi cabello estaba atado en un moño de espiga hacia un lado que me había hecho esta tarde mientras estuvimos en casa de Amber con los chicos.

- Blair, cariño, nos acompañas a la cocina, por favor. –Pidió mi padre con los dientes apretados mientras mamá estaba disculpándose con los que estaba hablando para levantarse.

Lo contrario a una damaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora