5- Los hermanos Coddiny.

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Esto estaba mal, muy mal.

Enrollé la toalla a mi cuerpo, abrí la puerta de la pequeña ducha y asomé mi cabeza. Nada. No había absolutamente nadie en el baño. Sin embargo, puedo jurar que segundos antes escuché pasos y la puerta del baño cerrándose.

Claro que eso no tenía importancia, ya que hacía apenas media hora terminó la clase de educación física y las chicas entraban y salían del baño constantemente. Era normal, y tal vez no me estaría preocupando tanto si no fuera por un pequeño y terrible detalle.

Alguien se había robado mi mochila y mi ropa.

Sólo estaba mi ropa interior, que me puse rápidamente, pero... ¿eso qué cambiaba? Respiré hondo varias veces, intentando tranquilizarme y pensando en mis posibles opciones. Esta era la hora en la que todos salían de sus clases y se quedaban revoloteando por la escuela, y ni loca pensaba ir a mi cuarto en toalla, porque eso requeriría atravesar el campus.

Ni-loca he dicho.

Me armé de valor y salí de la ducha. Estaba sola. Caminé hacia la mesada donde estaban los lavatorios, y me apoyé en esta, mientras me sacaba la liga del cabello y lo dejaba caer sobre mis hombros. Ni siquiera tenía mi móvil, ya que éste se encontraba en la mochila que en ese preciso instante no tenía.

Escaneé el baño completo, buscando algo decente con lo que poder salir. Pero mi mirada se detuvo en algo pegado en la pared frente a mí. Una nota.

Caminé rápidamente hacia ella y la tomé.

''Buenos días, Penny, y bienvenida oficialmente al ritual de inauguración, en este caso, guerra de bromas.

Su primera broma fue muy astuta y divertida, cabe aclarar.... nos han sorprendido. Ahora es nuestro turno, y, personalmente, espero ansioso al verte correr semidesnuda por todo el campus.

Tus pertenencias están en mis manos, te estaré esperando en la cafetería.

Con amor, tu queridísimo hermano y amigo, Ryder''


+++


Caminaba dando grandes zancadas, con la ira inundando mi cuerpo. Tal vez debería sentir vergüenza en este preciso instante, que estoy atravesando el campus. 

Repleto de estudiantes. 

Sólo en ropa interior... 

Y una toalla. 

Pero no, la furia que sentía era más fuerte.

Los gritos y silbidos se hacían oír, también las miradas pervertidas y sorprendidas que me daba la gente. Yo sólo buscaba a Ryder.

-Oye, oye, oye, Penny –me detuvo Mila mirándome con confusión-. ¿Qué haces así?

-¿Viste a Ryder? –pregunté entre dientes.

-Está en la cafetería –al ver mi frustración por no saber dónde quedaba, sonrió divertida-. ¿Te llevo?

Asentí. Comenzamos a caminar juntas hacia la cafetería, ella se reía y se burlaba de mí, menuda amiga.

Una vez que llegamos, Mila abrió las grandes puertas de la cafetería, divisé a Ryder al fondo y corrí hacia él. Estaba de espaldas a mí.

Una vez que llegué, toqué con mi dedo delicadamente su hombro, y él volteó. Me miró de arriba abajo y silbó.

-Vaya, vaya, hermanita –rio-. Nunca pensé que te vería... así.

Los demás chicos que se encontraban en la mesa rieron y Mila también, yo gruñí.

Adoptada por una Fraternidad © |EDITANDO|Donde viven las historias. Descúbrelo ahora