El Cura Pecador

Capitulo 8

Las gotas de sudor recorrían lentamente su rostro, no paraba de arrugar su frente y de mover su cabeza de un lado a otro sobre la almohada. 

Abrió sus ojos de golpe, mirando su silueta perfectamente retratada en la pared, gracias a la tenue luz de la luna. Se sentó en la cama y llevo sus manos hacia su rostro, cubriéndolo por completo. Solo había sido un sueño, un maldito sueño.  

Golpeo su rostro con ambas manos sobre este. Se levanto y camino hacia el baño, en silencio, inclusive de puntillas, para evitar despertar a alguien. Lavo su rostro con agua helada y miro su rostro. 

- Que te esta sucediendo Liam, que clase de sueños estas teniendo - suspiro - No puedes tener sueños pecaminosos, no ahora que eres un cura - agarro su cabeza con ambas manos - Dios Liam 

No entendia por que tenia aquellos sueños, ni porque aquella chica aparecía tanto en ellos, como tampoco pensaba que aquella chica fuera real y que vivía en su misma ciudad y acudía su misma iglesia. Realmente estaba confundido, demasiado confundido. No entendía por que estas cosas le estaban pasando y justo ahora que el era cura. 

Toda su vida penso que jamas iba a encontrar a alguien y justo ahora tiene que aparecer una chica a alborotar sus hormonas. Si su madre se enterara, vendría a reprocharle, porque ella siempre imagino que algún día encontraría a alguien, pero a pesar de todo ello siempre lo a apoyado en todas sus decisiones, sin importar si a estado mal o bien. 

Cerro sus ojos por un momento y cuando los volvió a abrir vio en el espejo a la chica, esta le sonreía y movía sus labios, formando un "te amo" con estos, que a pesar que el no lo escuchara, sabia que era aquello. Golpeo el lavabo y le grito al espejo un fuerte "vete". 

Comenzó a sentir golpes en la puerta y fue a abrir asustado. 

- Padre Liam, esta bien - este asintió. Su rostro estaba como papel y su corazón latía a mil por hora. - Esta seguro de ello padre 

- Si, no tiene por que preocuparse, mejor regrese a la cama, y disculpe por haberle despertado 

- Tranquilo, no se preocupe - sonrío - De todas formas, sabes que puedes confiar en mi hijo - apretó su hombro suavemente. - Descansa si - este asintió. 

- Buenas noches padre, descanse. - suspiro pesado. 

Apoyo su espalda sobre la fría pared. Tenia que dormir, mañana seria un largo día y debía descansar bien. 

- Espero no volver a soñar contigo Romina - murmuro por lo bajo.