CAPITULO 6

53 3 0
                                    

-Bien ahora si padre- me pregunto dulcemente mientras acomodaba un mechón detrás de su oreja, se veía tan hermosa, tan inocente, tan...me detuve ante mis pensamientos, debo de concentrarme y dejar de pensar en aquellas cosas-
-Si- dije firme, mientras me ponía recto sobre mi asiento y ponía completa atención-
-Bueno- hablo en un suspiro- Esto ahora se ve un tanto más complicado- hablo jugando con sus dedos, mientras sonreía nerviosamente-
-Tranquila- puse una de mis manos sobre su hombro, mientras le daba aliento a que prosiguiera- Yo no te voy a juzgar hija mía- le sonreí dulcemente, a lo que ella da un largo suspiro-
-Bueno, he cometido cientos de pecados, y me siento tan culpable- comenzó a hablar nerviosamente, hasta que poco a poco comenzó a soltarse mas y aun mas, que me llegue a perder en ella, en sus ojos, sus hermosos ojos que demostraban tristeza y poco a poco fui bajando hasta sus labios, que pedían a gritos ser besados, hasta que de un momento a otro de sus labios salió algo que me sorprendió bastante y se que esta vez no estoy alucinando- Y creó que mi mayor pecado ha sido enamorarme de usted padre mío- hablo mirándome directamente a los ojos, pero sus ojos mostraban algo mas que tristeza demostraban lujuria, deseo-
-Hija- hable completamente sorprendido, mientras abria mi boca levemente-
-Padre- hizo una leve pausa- Yo lo siento, no debí de decir eso- se iba a parar, pero yo la detuve, no podía permitir eso-
-Romina- hable serio, mas serio que nunca- No te sientas mal hija- iba a proseguir pero ella me interrumpió-
-Como no quieres que me sienta mal- habló soltando una que otra lágrima- Estoy pecando y de que forma- más lágrimas empezaron a salir de sus ojos-
-No te sientas así hija- pase mi pulgar por sus mejillas secando sus lágrimas-Por que yo estoy igual que tu- vi como abrió su boca, estaba sorprendida igual que yo- Por eso me sentí mal la otra vez- me acercaba poco a poco a ella- Y ahora creo que estoy igual, y no me puedo deneter- corte aquella pequeña distancia entre nosotros, sentía recorrer torpemente sus cálidas manos por mis mejillas, mientras yo recorría su espalda y la posicionaba en mi cadera, haciendo que ella se enrollará en mi, nuestros besos subían de nivel igual que nuestras caricias. La posiciona suavemente sobre aquella dura banca de madera, sin despegar nuestros labios, mis manos recorrían torpemente su cuerpo, mientras que ella sacaba mi camisola, dejándome solamente en sudadera y jeans-Estamos haciendo mal- hable entre besos-
- Y que importa padre- dijo mordisqueando levemente mi labio inferior- Si nos amamos, esto no debería de importar- y era cierto no debería de importar, pero había un leve problema, yo era cura y no debería de andar haciendo esto y menos en la casa de nuestro señor-
-Pero yo no debo pecar Romina y menos en la casa del señor- hable con la respiración agitada, mientras acomodaba su suave cabello-
-Y eso que importa padre- hablo ella sin preocupaciones- Usted ama, y que mejor que hacer esto en la casa del señor- sonrió traviesamente, mientras volvía atacar mis labios con desesperación- Y que mejor que nosotros para regalarle esta escena a nuestros Dios- me saco mi sudadera y la lanzo lejos de nuestras vistas- 

El Cura PecadorWhere stories live. Discover now