Capítulo 23

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No me había dado cuenta, pero ya era la noche de Fin de Año. Terminaba un año lleno de cambios: la boda de Aitana y Marco, mi relación con Álvaro, Pablo como nuevo director del colegio... aunque habían cambiado muchas cosas, había sido un buen año, con sus cosas buenas y sus cosas malas, pero un buen año al fin y al cabo.

Esa noche tenía que ser especial, por mí y por Álvaro. Ese nuevo año tenía que haber nuevos cambios y todos tenían que ser para bien. Y a parte, ya lo decía el refrán: "Con quien empiezas el nuevo año es con quien lo acabas".

Cenamos e hicimos las uvas con la familia de Álvaro, pero después saldríamos con sus amigos y al fin los conocería. Iríamos a un chalet en un barrio de lujo a las afueras de Barcelona. La cena estuvo muy bien, comimos solomillos de ternera de primera calidad con una deliciosa salsa de nueces y nata; y después de hacer las uvas Álvaro y yo fuimos al encuentro de sus amigos.

Estaba bastante nerviosa. Apostaba que me encontraría con un grupo de gente muy distinto a como era yo cómo persona, quizás no compartiríamos gustos ni valores, ni maneras de pensar. Pero tenía que hacerlo por Álvaro. Aunque aquello me incomodara soberanamente. Aparte, yo tampoco era tan poca cosa para estar con alguien como Álvaro, ¿no?

Pero al llegar a la entrada supe que nuestra primera noche del año no terminaría bien: Lucas estaba allí, abrazado a una despampanante rubia y rodeado de un grupo de gente.

Me tensé en seguida, ¿qué hacía él allí? Álvaro notó como me tensaba y me ponía nerviosa, supo que algo no iba bien después de verme la cara de sufrimiento.

- ¿Ocurre algo?

- ¿Qué hace él aquí? – pregunté cerca de la histeria - ¿Por qué Lucas está aquí abrazado a aquella chica rubia?

Miró hacia adelante y vio al grupo de gente y  la pareja.

- Aquella chica es Anna, una amiga de la infancia y él es Lucas su... no jodas, ¿ese Lucas es tu ex? – se sorprendió y después hizo una mueca de fastidio – No te preocupes, volvemos a casa.

- No, no – dije -. Son tus amigos y hace mucho tiempo que no te ven, voy a apechugar con la situación.

Nos acercamos al grupo de personas; Álvaro intranquilo pero contento, y yo... hecha un flan y un manojo de nervios. Los ojos verdes de Lucas se posaron en mí y su rostro mostró sorpresa y después chulería, era obvio que no esperaba encontrarme allí. Seguía igual que dos años antes, guapísimo.

Aunque nos lo estuviéramos pasando bien, estaba muy inquieta con la presencia de Lucas allí. Lo que no me pasara a mí... No había peor manera de empezar el año. Era la persona más gafe del mundo mundial, ¿acaso había hecho algo malo en otra vida?

Me retiré un momento al baño para retocarme un poco el maquillaje, y al salir Lucas estaba esperándome.

- Pensaba que no volvería a verte y, mira por dónde, te encuentro a aquí, en Barcelona – dijo nada más verme salir, abriendo los brazos y abarcando todo el espacio.

- Yo pensaba exactamente lo mismo – dije, armándome de valor.

- ¿Cuánto hace que estás con Álvaro? Parece que te cuida.

- Hace unos meses, y sí, me cuida mucho.

- Ya tienes a otro al que sacarle el dinero, ¿verdad? Con tu trabajo de maestra no tienes ni para pipas.

Me quedé de piedra, ¿cómo se atrevía a decirme aquello? ¿Por qué seguía burlándose de mí de aquella manera? ¿Por qué me menospreciaba?

- Eres... eres despreciable – mascullé llena de rabia - ¡Eres un completo hijo de puta! ¡Eres la perfecta imagen del tipo machista, narcisista y que se cree superior a los demás! Cuando eres un miserable... un miserable inseguro que necesita dejar a los demás a la altura del betún. Pero yo he cogido esa fuerza que me faltó hace dos años, he cogido la fuerza para decirte que me importa una mierda todo lo que me digas, me importa una mierda cualquier cosa relacionada con tu persona... y siento lástima por Anna, porqué le harás lo mismo que me hiciste a mí: la alabarás y la llenarás de regalos y mimos, para luego menospreciarla como lo hacías conmigo.

Los demás oyeron nuestra discusión y acudieron dónde estábamos para observar la escena. Álvaro sonreía con orgullo, mientras que Anna no entendía nada y se podía ver el dolor en s rostro.

- Y sí, puedo ser una simple maestra de escuela – añadí, cogiendo confianza en mí misma -. Pero me encanta mi trabajo, quiero muchísimo a mis alumnos y gano mi propio dinero, así que no tengo el por qué sacarle el dinero a Álvaro. Él está conmigo porqué me quiere tal y como soy: sea maestra, abogada o cajera de súper-mercado, él me querrá por lo que soy. Mientras que Anna, cuando vea cómo eres realmente, será lista y te enviará a la mierda, porqué te lo mereces. Porqué eres un puto infeliz que para lograr su propia felicidad tiene que sentirse superior a los demás.

La cara de Lucas era un poema: una mezcla de rabia, sorpresa e histeria. Creo que nunca creyó que un día reventara de la manera en que lo hice, como una granada. Y, oye, que me quedé muy  gusto.

Álvaro se acercó hasta mí y me besó con pasión y cariño delante de los demás.

- ¿Nos vamos? – asentí sonriendo -. Chicos, ya hablamos para vernos mañana.

Y así, Álvaro y yo salimos de la casa cogidos de la mano. Y yo tenía la sensación de que no era la misma Blanca que estuvo con el cabrón de Lucas.

Habíamos vuelto a Mallorca después de nuestros días en Barcelona, y yo me sentía una persona nueva. Al día siguiente de la escenita con Lucas en la fiesta, estuvimos con los amigos de Álvaro y pedí disculpas por el desastre, pero es que me salió del corazón, no lo había podido evitar. Ellos entendieron a la perfección como me sentía después de una tormentosa relación con aquel capullo.

Pero ya habíamos llegado. Decidimos con Álvaro que estaríamos hasta el día de Reyes en mi casa, aunque no tuviera demasiado espacio, pero tenía que empezar a preparar la vuelta a clase y las unidades didácticas. Al llegar a mi apartamento lo primero que hice fue tirarme en mi querido sofá, lo había echado mucho de menos. Álvaro se sentó a mi lado y me abrazó.

- Me alegro mucho de que Lucas te dejara hecha una mierda, porqué la Blanca de ahora es lo mejor que me ha podido pasar nunca.

Volveré, te lo prometo #NikéAwardsDonde viven las historias. Descúbrelo ahora