Capítulo 12

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Parte 1


Hana abrió los ojos luego de haber perdido la consciencia, se encontraba recostada sobre una cama, cubierta con una sábana blanca.

– ¿D-Dónde estoy?

Diciendo esto se sentó mientras se tomaba la cabeza, aún algo agotada, la sábana que cubría su cuerpo comenzó a deslizarse por sus pechos hasta caer a su cintura y fue entonces cuando se dio cuenta que se encontraba desnuda.

–............................................ ¿eh?

La caída de la sábana dejó notar la hermosa y esbelta figura de su cuerpo. Hana de inmediato cogió aquella sábana y se volvió a cubrir el cuerpo.

– ¡¿P-P-P-P-Pero qué...?! – dijo bastante avergonzada mientras sujetaba la sábana cubriendo hasta la altura de sus pechos – ¿qué fue lo que pasó?, recuerdo el enfrentamiento con Ilaz. ¿Acaso perdí el conocimiento? ¿Cómo es que llegué a quedar a...sí?...

Mientras iba terminando de hablar, el rostro de Hana comenzó a enrojecerse aún más cuando recordó a cierta persona que estuvo con ella todo el tiempo.

– ¡¡¡Mi-Mi-Mi-Miloooo!!!

En el techo de la cabaña se encontraba Milo recostado con la cabeza apoyada sobre sus manos.

– ¿Mmm? Ya se despertó – dijo al escuchar el grito de Hana.

Unos momentos después, una de las paredes de aquel lugar fue destruida completamente.

Hana iba saliendo de ese mismo lugar bastante enfadada, ya vestida, empuñando su gran espada, y buscando con la mirada a Milo.

– ¡¿Dónde estás maldito degenerado?! ¡No pienses que vas a librarte de esto!

– Ehmm ¿puedo saber a qué te refieres con eso? – Milo se asomó por el techo para verla.

– ¿A qué me refiero? – la espada de Hana apuntó hacia Milo –, ¡a que eres un maldito pervertido, a eso me refiero!

– ¿Ah?

Milo mostró con un rostro desencajado que no entendía a lo que Hana se refería.

– ¡¡Argggghhhh!! ¡Y todavía te estás burlando!

– Oh, veo que ya estás recuperada...

Hana entonces escuchó una voz sutil hablándole desde atrás que hizo que se detenga y se quede callada por un instante. Luego comenzó a voltear lentamente y entonces la pudo ver.

– Parece que las medicinas que te apliqué hicieron efecto.

Era ella, una joven de larga cabellera blanca y ojos de un tono azul oscuro, vestida con ropa común y corriente como una pueblerina cualquiera, y un detalle bastante peculiar, sus largas orejas en punta.

– El elfo – murmuró Hana.

– Me alegro que te encuentres mejor – la mujer habló con una sonrisa tan refrescante a la vista de Hana.

– Ehm... s-sí – solo atinó a responder la joven de cabellos lila.

– Estoy muy agradecida con ustedes dos por haberme salvado, aunque quedaron muy mal después de su enfrentamiento; pero me encargué de curar sus heridas, en tu caso era necesario despojarte de tus prendas porque habías recibido más daño.

– E-Espera, quien me desvistió fue...

– ¿Hmm?, fui yo... – respondió muy tranquila la joven elfo –, las heridas de tu compañero eran leves, así que primero sané las suyas, tras eso de inmediato dijo que iría a descansar mientras te atendía y subió al techo.

Astra Vol. 01Wo Geschichten leben. Entdecke jetzt