22. Problema doble

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Los malos presentimientos siempre eran acompañados por una larga ansiedad, la incertidumbre de no saber sobre qué punto enfocar la preocupación mientras la imaginación revoloteaba creando mil y un escenarios, uno cada vez peor que el anterior. Conforme avanzaba, Lan XiChen no supo con exactitud lo que debía temer, solo que estuvo enfocado plenamente a la seguridad de Jiang Cheng.


Al final, sus sospechas dieron frutos al verlo.


Sus pasos, precipitados desde un principio perdieron fuerza al llegar a su destino sorpresivo, con un hombre que le resultó familiar tendido en el suelo y una señorita refugiándose pobremente contra uno de los pilares del pasillo.




—¿Eres el primer jade de Lan? —Como un oasis en medio del desierto la mujer preguntó temblorosa, su ánimo se elevó y extendió ambos brazos al alfa en la espera de ser acogida por él— ¡Tienes que salvarme!



Para desgracia de la omega, antes de acercarse más a su salvador recibió otro azote sobre su espalda.

—¿No te enseñaron a no tocar las pertenecías de otros? —En algún punto Cheng recuperó su látigo, listo para recordarle a ese intento de mujer que no debía contaminar a otros con sus toques.


—¡WanYin! —Aturdido, Lan XiChen no se atrevió a brindar ayuda a la damisela, tuvo la vaga sensación de que si lo hacia ambos recibirían un azote de ese látigo. Sin embargo, pese al ardor recorriendo su espalda la omega se negó a rendirse con el único escape presente.


—¡Ese alfa! Quiso atacarme pero yo le pertenezco al joven maestro Wen y cuando vino a mi rescate ¡Fue él! ¡Él se atrevió a humillarlo! —Junto con su tergiversada historia le acompañaron un para de lágrimas.


—¡Já! ¿Quien querría estar con una mujer tan horrenda como tu? Soy el heredero de la familia Jiang, merezco lo mejor, no sobras añejas —Con un tono despectivo Jiang Cheng se defendió, mirando fugazmente a Lan Huan ante su ultima mención—. Sigue hablando mientras puedas —Porque, la próxima vez le azotaría la boca hasta romperla.



—¡Soy la omega de Wen Chao!


—¡Eres solo basura pútrida! —Sin una pizca de tolerancia el alfa de Yunmeng cumplió su palabra. Años de práctica de la mano de su madre le permitieron manejar a la perfección el largo látigo, aunque la cercanía entre el primer jade y esa bruja era mínima no titubeó en volver a manejar el arma; golpeando con exito el rostro de la omega. Ya fuese por el dolor o el shock terminó desmayándose.


Jiang WanYin...


Lan XiChen dejó de lado los intentos de la mujer en atraer su atención ¿Como podría creer algo tan descabellado? Con una rápida inspección se aseguró que el joven tendido en el suelo fue efectivamente Wen Chao y no solo eso, observó una profunda herida sobre su cuello.

Su aroma poco a poco fue volviéndose molesto.

—¿Tu estas bien? —Después de su inspección la mirada del alfa volvió a Jiang Cheng. Tal y como le pidió WanYin permaneció con el cabello suelto, ligeramente ondulado. Algo delicado pero sumamente feroz al notar su mirada. Esperó que la sangre que permanecía en su boca y de la cual se dedicó a limpiar con el pulgar fuese de otra persona.



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