21. Degradación

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—¿Te atreves a mostrar tu horrendo rostro en esta academia? El vómito de estiércol se ve más adorable a tu lado —Un azote contra el suelo, el estruendo del látigo hizo temblar a la mujer, incapaz de moverse al igual que Wei Ying ante la presencia de un nuevo alfa.



—¿Qué te da derecho a estar tan cerca de mi hermano? —Una mirada fugaz hacia la omega, un deseo creciente de azotarla hasta la muerte—. Y traer a tu zorra para dañarme los ojos



Jiang Cheng pudo considerarse a si mismo como una persona justa al no estrangular a Wen Chao mientras estaba desprevenido, se regodeó al ver su mejilla lastimada con el corte de su látigo y él mismo se sorprendió al no olvidar como utilizarlo con extrema precisión, como una extensión más de su cuerpo.



... .. ..



Durante la presentación de Wei Wuxian, Jiang Cheng no pudo evitar apartar la vista de la flor de loto que descansaba sobre la citara de Lan Wangji. Fue más que evidente, por lo menos para los visitantes de Yunmeng reconocer esa flor. Mientras ellos especulaban sobre el loto, la mayoría de los invitados restantes vieron la cinta hecha listón en la flauta del omega, seguidamente la muestra de la peonía que los discípulos de Cloud Recesses reconocieron, especialmente Lan Qiren.


Con el escándalo que se suscitaría a solo unos minutos de comenzar el evento WanYin agradeció mantener la rosa blanca que Lan XiChen le otorgó en su habitación, después sabría que hacer con ella.

Con la preocupación hacia su hermano de crianza no pensó demasiado al alejarse de su mesa para buscarlo, incluso su padre y hermana estaban preocupados por él. El único inconveniente fue la nula idea de donde comenzar su búsqueda.





—Joven maestro Jiang... —Tan pronto como Cheng escuchó esa voz su enojo se disparó dos niveles arriba ¿Como podría olvidarlo? Además, estaba pobremente escondido detrás de unos de los pilares. Era patético.



Dame una buena razón para no golpearte hasta que olvides tu pútrido apellido, Wen Ning —Por más intentos -pocos realmente- que hizo reprimir su molestia fue imposible, el único milagro fue el no cumplir su palabra y golpearlo... aunque odiara admitirlo le debía un favor.



Esto... le pertenece —Sin más remedio que salir de su escondite Wen Ning dio un par de pasos hacia el alfa, lo suficientemente lejos para mantener una distancia prudente y lo bastante cerca para extender un látigo que Cheng recordó portar hace casi cuatro años—. Intenté hablar con el joven maestro Wei pero no pude, quería decirle que... que Wen Chao está aquí, con su omega


Saber del nombre de ese alfa sin honor detonó un mayor enojo en WanYin.


Arrebatándole el látigo de las manos del Wen se apresuró a caminar deprisa hacia cualquier dirección, encontrar a Wei Ying o al infeliz de Wen Chao junto con la zorra plástica de su pareja fue su prioridad.



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