Capítulo 4: Una de Cuatro

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            Sophia Videla era una chica normal de 20 años de edad. Estudiaba Enfermería en la Universidad de Magallanes y cada día de estudio afirmaba lo mucho que amaba su carrera. Según ella, había nacido con la vocación. Muchos sabían que vivía en una familia bien acomodada y por lo general siempre se encontraban viajando por diferentes lugares del mundo. Por más que algunos de sus compañeros trataban de conquistarla o, simplemente, acercarse a ella para formar alguna amistad, a ninguno le resultaba. Sophia sabía que sus amigos no estaban dentro de ese lugar y no gastaba el tiempo en crear lazos con ellos. Se dedicaba a estudiar, a entregar sus trabajos a tiempo y sacarse las mejores notas en las disertaciones o exámenes. Siempre fue una alumna ejemplar, aquella que nunca da problemas.

Fuera del recinto estudiantil, se podía ver a otra persona. Mucho más calculadora y más atrevida. El mundo cambiaba cuando se juntaba con Jordana. Ambas se potenciaban y podían denigrar a cualquier persona que ellas quisieran. Estaban acostumbradas a reírse del resto y a enfrentarlos si a alguien le parecía incorrecto. No les importaba nada. Disfrutaban siendo crueles, tal como si fuese una especie de vitamina. Juntas recorrían el mall, de un lado a otro, cuando se encontraban aburridas. Juntas robaban ropa y alguna que otra cosa para comer, sólo por diversión, para sentir adrenalina. Eran grandes amigas y grandes confidentes.

Pero eso había cambiado cuando Julieta apareció en sus vidas y, más aún, cuando ambas se enteraron del suicidio.


Aquel día, temprano en la mañana, sonó el celular de Sophia.

Medio dormida y tratando de rastrear el sonido de llamada, logró contestar con los ojos cerrados.


_ Enciende la tele – se escucha la voz de Jordana, del otro lado – Pon el canal regional.

_ ¿Qué? ¿Jordana?

_ Sí, estúpida, soy yo... Enciende la tele.

_ ¿Para qué? Estoy durmiendo, mejor llámame más tarde. ¿Qué hora es?

_ ¡Sophia, enciende la tele! – dice Jordana, alterada.


            Sin ganas de seguir preguntando, hizo caso a su amiga y comenzó a buscar los canales hasta llegar al correcto. En la pantalla estaba el titular, en uno de los diarios regionales "Joven de 19 años se quita la vida en el baño de su casa".


­_ ¿Quién es? – preguntó Sophia, sin comprender la noticia.

_ Julieta – dijo Jordana, con dificultad.


            Sophia no atinó a responder nada. Se quedó en silencio por varios minutos, con la vista fija en aquel titular. ¿Cómo era posible? La odiaba, pero nunca pensó que la dejaría de ver tan pronto.


_ ¿Los chicos saben? – preguntó Sophia, con lentitud.

_ Ahora los llamaré – le dijo Jordana.

_ ¿Tú cómo estás?

_ Como la mierda... Te llamo después – le dijo, Jordana, cortando la llamada.


            Sin pensarlo, Sophia apagó el televisor y se quedó con la mirada fija en la nada. Su competencia ya no estaba, lo que significaba que sus andanzas con Jordana volverían a ser las mismas de antes. Nunca más iba a estar aquella chica que tantos dolores de cabeza le había provocado. Julieta estaba muerta, tal como ella quería. Una pequeña sonrisa se comenzó a formar en su rostro, como si hubiese triunfado ante el destino.

WildChild: La BúsquedaWhere stories live. Discover now