Capítulo 4

651 161 19
                                    


El Guardián

Año 894 del Invierno de Istarya,

Rechazó la estocada de su espada con facilidad mientras daba un par de pasos hacia atrás para ganar margen de movimiento y recuperar el aliento.

Tenía tres días luchando con el guardián del templo subterráneo... tan cerca de su maldito objetivo...

Kreven se había pasado los últimos quince años buscando a seres mágicos y comiendo sus corazones... con cada uno se había hecho más poderoso... pero ninguno... ninguno le había dado lo que realmente ansiaba.

Para conseguir la inmortalidad necesitaba el corazón del ser más poderoso del continente.

La princesa pecadora de la Leyenda.

Pero ella estaba custodiada por el segundo ser más poderoso... su caballero. Así que Kreven siguió cazando seres de magia, aunque fuesen débiles. Dado que, si comía cientos, terminaba consiguiendo el mismo poder que si mataba a uno de los fuertes.

Hasta que encontró la magia de cierto individuo... una que le permitía maldecirse y hacerse invulnerable a cualquier tipo de magia.

Con eso, finalmente fue capaz de comenzar su intenso y largo viaje a través del bosque de Istarya, pasar las temperaturas congelantes de las montañas, el valle de espinos de hielo y finalmente... el cementerio de un ejército congelado.

Allí finalmente conoció al ser que llamaban "el guardián" y no, no era un gigante o una bestia mitológica de alguna clase... era un simple hombre.

Uno que sin su magia no debería de haber podido aguantar contra él... sólo que el maldito era demasiado hábil con la espada.

El primer día y algo más, lo atacó con magia, pero él esquivo, aunque no podía hacer uso de la propia, todo lo que envió a por él y consiguió sobrevivir... hasta que Kreven quedó agotado, sin una pizca de magia en su cuerpo.

Así, en su segundo día en la tarde, comenzó su pelea de espadas y desde entonces no se habían detenido.

Pero él estaba alcanzando sus límites.

Era humano, por lo tanto, necesitaba descansar. Si lo hiciera, debido a todos los poderes que ahora poseía, podría recuperar toda su magia y su cuerpo volvería a estar en óptimas circunstancias.

Pero eso no estaría sucediendo en el futuro cercano. El guardián no le daba una brecha ni para huir, ni para reposar.

Lo que es más... ese hombre no parecía cansado en absoluto. Quizás su cuerpo luciera cansado... lleno de cortes y raspaduras, embadurnado en sangre. Pero sus ojos...

Esos ojos parecían pozos vacíos, como si alguien hubiera arrancado la vida de ellos.

No tenía oportunidad... y cuando finalmente el hombre consiguió romper su defensa en un descuido suyo, lo atravesó con la espada en el estómago.

Riendo, exclamó con sus últimas fuerzas mientras se desangraba: —¡Dime guardián! ¿He sido yo el mejor de los que se han enfrentado a ti?

El hombre clavó esos ojos terroríficos en él antes de responder con una voz que le heló el alma: —Eres el peor de todos... porque eres el que más sangre inocente derramó para alcanzar este lugar.

Su alma seguía gritando, al escuchar el sonido de esa voz, cuando finalmente fue liberada de su cuerpo.

Helada Promesaحيث تعيش القصص. اكتشف الآن