X. ¿Soy madre de una zorra?

714K 22.1K 7.9K
                                    

—Creo que estoy embarazada.

¿Eh?

La miré unos segundos extrañada y de pronto comencé a reír un tanto nerviosa. Me pregunté si me estaba jugando una broma pesada, pero al detallar su expresión ni se inmutó al verme reír, me detuve de golpe, creyéndome que mi mejor amiga se quedó embarazada de Félix. Guardé silencio por unos momentos, aunque al observar que eso estaba desesperando más a Lisa, pensé en preguntar un poco más del tema para así hacerme la idea correcta.

—A ver, aclárame una cosa; ¿crees o lo sabes? —la interrogué, con toda la esperanza que fuera la primera opción.

—Creo —dijo con algo de esperanza.

—Pero Lisa, pensé que se cuidaban —comenté confundida a la vez que me agachaba frente a ella.

—Nos cuidamos... —suspiró—, es solo que estos últimos días he estado un poco con náuseas y..., bueno, me hice un test —se tapó el rostro con ambas manos. Parecía que ni ella quería creerlo.

Apoyé mi mano en su hombro y comencé a subirla y bajarla, en un intento para tratar de calmarla.

—¿Salió positivo? —no había que ser genio para saberlo, pero de cualquier forma asintió—. Entonces, estás embarazada, no estás creyéndolo.

—Solo hice uno, ¿bien? Tengo miedo de hacer otro y que me salga otra vez positivo —susurró asustada, rodeando su vientre con ambos brazos—. Ann, solo tengo 18 años y estoy enfocada en el periódico escolar —hizo una pausa y noté como sus ojos se volvían llorosos—. No sé si Félix se lo va a tomar mal y me va a dejar; o si va a estar cuidando conmigo al bebé. O si quiera, si quiero tenerlo.

—¿Cuándo planeas decírselo? —me levanté y me senté a su lado con delicadeza.

—Aún siento que debería estar segura antes de contarle —algunas lágrimas comenzaron a bajar por sus mejillas—. En serio no quiero que me deje, Ann. A pesar del poco tiempo que llevamos, lo siento más diferente de lo que tenía con Steve —se sorbió la nariz y giró la cabeza para poder verme a los ojos—. Es como si fuera mi primer amor de verdad.

—Es su deber saberlo, sé cómo es Félix y veo como te observa —sonreí un poco, tratando de tranquilizarla—. No te dejará, porque confío en que si estás embarazada, se hará cargo.

—También tengo miedo de eso. ¿Y si no estoy embarazada? Quizás él se ilusionaría en vano, y me dolería verlo así.

Llevé mi mano hasta su cabeza y la moví un poco para que quedara apoyada en mi hombro. Agarró mi playera entre sus manos, apretando con fuerza a la vez que sollozaba en silencio. Pude sentir que mi hombro comenzaba a mojarse, así que acaricié su cabeza con suavidad. Ya no había nada que pudiéramos hacer, porque si era cierto no habría marcha atrás. Me sentía un poco mal por ella, porque claramente pensaba que esto arruinaría su futuro y el de Félix. Estudiar y tener un bebé no era sencillo, así que tendría que dar mi apoyo también cuando ella me necesitara.

De cualquier forma, pensar en un pequeño, o pequeña, con los rasgos de ambos, me resultaba algo que de ninguna forma podría salir mal.

Estuvimos así por varios minutos hasta que Lisa se separó de mi hombro y pasó se pasó las manos por la cara, quedando solo unos ojos rojos y una nariz hinchada como muestra de que acababa de llorar. Aún no habíamos tocado el tema de que dirían sus padres, así que supuse que ni ella sabía con qué cara los enfrentaría. Adelaide (la madre de Lisa) era una mujer de principios bastante estrictos, así que por las pocas oportunidades que había pasado con ella, no era difícil saber que no recibiría bien la noticia.

Déjame con mi Orgullo [DISPONIBLE TAMBIÉN EN FÍSICO]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora