VII. Los cambios son para mejor

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—Cariño, si sigues poniendo tanta azúcar terminarás absorbiendo todo el café —mamá me quitó el azúcar de las manos.

Traté de revolver el resto de café que me quedaba, aunque cuando noté que toda la azúcar se había acumulado en el fondo pestañeé varias veces, para después dejarlo de lado sin mucho ánimo. Negué con la cabeza por lo distraída que estaba y de reojo vi cómo Alex descendía las escaleras. No podía leer su expresión desde aquí, aún asó sabía que su ánimo no era el mejor. Se detuvo en la puerta de la cocina.

—Yo... —se relamió los labios y vio el suelo—. Voy donde Félix. Ya saben, por el tema de la fiesta y todo eso.

Después de que dijera esto, y se negara al ofrecimiento de mamá para desayunar con nosotras, pegó un fuerte portazo en la puerta de entrada y mamá cerró los ojos suspirando. Tomó su tasa con ambas manos y traté de ignorar lo diferente que estaba mi hermano los últimos días.

—No va a la casa de Félix —dijo negando y yo hice una mueca, afirmando lo obvio.

Habían pasado tres meses desde que Peter le dijo a Alex lo que sucedía a sus espaldas. Las cosas se complicaron demasiado entre ellos, al grado que Peter casi tuvo que ser llevado al hospital por la paliza que mi hermano le dio en la escuela. Fue suspendido una semana, lo cual decepcionó mucho a mamá ya que eso no había pasado desde lo de mi padre. La mayoría de los alumnos sospechaba las razones de la pelea, aunque todos opinaban diferentes cosas sobre ellos. Unos decían que fue por Megan, no estaban equivocados, y otros cosas como que tenía una amistad por conveniencia y no pudieron seguir aguantándose el uno al otro.

Alex terminó con Megan una semana después, le costó enfrentar la mentira de la cual fue parte. Cuando subí a llevarle la cena esa noche, la puerta estaba entreabierta pero ni una luz estaba encendida. Esa fue la primera vez que he visto llorar a mi hermano. Lo peor de todo, era que él no estaba completamente triste por Megan, al igual que yo en parte lamentaba que Peter fuera el que se involucró en todo esto.

Quise esforzarme en animarlo, pero todo se volvió peor el lunes siguiente. Cuando Megan vio a mi hermano completamente decaído, mostró una sonrisa diminuta y siguió su camino. Comprendí que era una mentirosa y manipuladora, completamente diferente a lo que aparentaba.

Pero no todo son malas noticias. Con respecto a los chicos; Félix y Lisa están juntos y tampoco han hablado con Peter, por respeto a Alex. Las cosas parecen ir bien entre ellos, ya que nunca había visto a Félix tan feliz y atento como cuando estaba con mi amiga. Les veía un buen futuro a los dos, pero en parte los envidiaba por tener una relación tan cercana. Y hablando de relaciones, Jasper entendió que no éramos novios y comenzó a salir con una chica de un grado menor, y seguimos siendo buenos amigos.

Muy poco he sabido de Peter, pero lo que veo después de las tutorías no me sorprende nada. Rose cada vez lo espera afuera y andan de la mano como si fueran novios desde hace tiempo, aunque a pesar de todo este tiempo no los he visto darse besos ni abrazos.

Tampoco es que me importe.

El teléfono comenzó a sonar, rompiendo el silencio que se había formado en nuestro alrededor. Observé el aparato con curiosidad, y cuando me levanté a responder de manera perezosa, vi que mamá me estaba mirando con una expresión de picardía.

—¡Cuánto apuesto a que es Ryan! —se mordió el labio para no reír fuertemente.

¿Recuerdan al más sexy e inigualable nadador estrella Ryan Both? Comenzamos a salir hace dos meses —literalmente, solo salimos—, pero llevamos hablando con otras intenciones desde que estuvo a mi lado luego de todo el tema de Peter. Fue muy tierno y atento conmigo, así que después de que me besara decidí darle una oportunidad. Lisa pareció feliz con eso, hasta le tenía nombres a nuestros hijos.

Déjame con mi Orgullo [DISPONIBLE TAMBIÉN EN FÍSICO]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora