IX. Una prueba... o test

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Desperté con un gruñido por el molesto ruido que había abajo. Abrí mis ojos lentamente, acostumbrándolos a luz que venía de afuera, y aproveché de mirar la hora en el reloj que había en la pared de enfrente. Eran un cuarto para las diez; dormí con suerte tres horas. Las sábanas se sentían diferentes a como suelen sentirse siempre y me di cuenta de que estaba desnuda. Al principio no supe por qué, ya que no soportaba la idea de dormir sin ropa, pero luego los recuerdos de anoche se hicieron presentes al tratar de sentarme en la cama. Un dolor en mi entrepierna me detuvo, echándome en cara lo que había ocurrido unas horas atrás.

Todo se sentía fuera de lugar, como si no aceptara lo que había pasado. Me senté en la orilla de la cama, cubriendo mi cuerpo con las sábanas y vi por el rabillo del ojo que había una nota en la mesita de noche. La tomé sin pensarlo dos veces.

Te veo mañana, Ann. Tengo algunos asuntos que atender esta tarde. ;)

Fruncí el ceño y arrugué el papel que me había dejado Ryan, para después tirarlo al piso. Me sentía un poco tranquila de no tener que enfrentarlo después de lo que hicimos.

Parecía que alguien estaba revolviendo las cosas de la cocina, así que tendría que bajar a pesar de que lo único que quería era quedarme acostada durante todo el día. Luego de una buena ducha, me vestí con unos pantalones de buzo y una playera suelta porque no iba a salir de la casa hoy. Caminar no era una tortura, pero notaba como la zona en sí se sentía incómoda a cada paso que daba.

«Eso es lo qué te pasa por hacer las cosas y luego pensarlas», mi conciencia comenzó a molestar.

Una vez pude estar en la escalera, tomé la baranda con lentitud y fui bajando como lo habría hecho mi abuela cuando tenía problemas en la cadera. Apenas llegué abajo, vi como una olla aparecía rodando de la cocina y miré la escena con una ceja alzada, al mismo tiempo que Lisa salía apresurada para recogerla. Apenas se dio cuenta de que estaba parada junto a ella, me sonrió en forma de saludo y le respondí el gesto con un movimiento de mi mano. Entré a su lado, y me explicó que se habían desvelado. Félix estaba preparando huevos en el sartén y vi a Peter sentado al lado de la encimera, pero cuando lo saludé pareció no notarme. Me extrañó su actitud, aunque no hice nada por llamar su atención ya que me sentía un poco incómoda junto a él.

—¿Y Alex? —pregunté al momento que bostezaba.

—Está en el baño... —me dijo Lisa mientras me medio sonreía—. Se le ocurrió comer una pizza que había en el refrigerador.

—Esa pizza está ahí hace tres semanas —levanté una ceja y Félix dejó escapar una risa contenida.

Me di cuenta de que Lisa estaba tomando más distancia de la habitual con Félix, lo cual me extrañó porque siempre estaban apegados y cariñosos. Él no parecía notarlo, pero me aseguraría de preguntarle luego si algo pasó entre ambos.

Ahora, mi atención parecía estar más concentrada en Peter. Se le veía decaído, jugando con sus manos y ligeramente encorvado. Tenía la mirada perdida, como si estuviera pensando en algo que le parecía complicado. Decidí acercarme a él lentamente, a pesar de que aún no quería enfrentarlo en el fondo, y lo miré con el ceño fruncido ya que ni siquiera levantó la mirada hacia mí.

—Hola... —hablé algo incómoda. Volvió a ignorarme—. Mmh, ¿te sientes...?

—¡Uf, casi muero allí adentro! —llegó Alex exclamando con exageración—. ¿Nos vamos? —le preguntó a Peter con una sonrisa, a lo cual asintió en respuesta.

—Nos vemos —se despidió de los chicos y pasó por mi lado, sin mirarme siquiera.

Lo tomé por el brazo para detenerlo.

Déjame con mi Orgullo [DISPONIBLE TAMBIÉN EN FÍSICO]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora