Capítulo 8

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—Alejate... —pido.

—Es de verdad... mí hermano gemelo te hizo daño, yo no... —sus palabras me hacen sonreír, pero es una sonrisa rota.

—¿Tienes pruebas? –mi pregunta lo hace dudar, baja la vista.

—No... —niega y sonrío.

—Lo sabía –comento y me doy la vuelta para alejarme de su lado.

No soy idiota, quizás, quiere aprovecharse de mí y mentirme para convencerme. No soy tonta, y... jamas sdebí volver a sentir algo por él. Soy una idiota.

Me alejo corriendo de la cocina, tomo mi cartera y me marcho. No miro atrás, porque sería inútil. ¿Cómo puede ser posible que me diga esa mentira? Siempre confié en el tan ciegamente y ahora... me doy cuenta que estuve presa en una mentira.

Llego a una plaza cercana, enciendo un cigarrilo que uso en mis momentos de mayor estrés. Suspiro, inlhalo el humo y mis ojos se cierran. Es una locura, no puede ser posible. Podría haberme dicho cualquier mentira ¿Pero esto? No, no puede ser cierto.

Me siento demasiado enojada, para poder hablar con alguien. Necesito a Esteban y... lo tengo claro. Debo denunciar a Gabriel y terminar con esta falsa. Me pongo de pie, piso el cigarrilo en el suelo. Tomo mi teléfono y llamo a Esteban.

—Lo haré... —murmuro con seguridad, colocando mis gafas de sol.

—¿Qué harás? –su pregunta llega a mis oídos, suspiro y menciono:

—Lo denunciaré, denunciaré a Gabriel.

Gabriel.

Verla partir, me desarmó. Ella ¿de verdad estaba herida y perdió a nuestro hijo? Dejo caer mi cuerpo en el sofá mas próximo. Me siento mareado, no puedo creer haberla culpado durante tanto tiempo. Casi muere y yo... estuve teniendo sexo con cualquier mujer por despecho. Me doy un cachetazo en el rostro, sintiendo enojo por mí mismo.

¿Cómo pude confiar en mí hermano? Hace mucho tiempo no sabía de él, incluso jamas lo ví en persona. Soy patético.

No pude creer en la persona que conozco desde pequeño. Ella... es el amor de mí vida y se lo demostraré. La volveré a enamorar, cueste lo que cueste.

Horas mas tarde ella llega, pero no lo hace sola. Sus ojos tienen un ligero color rojo. Estuvo llorando. Me mira con molestia, Esteban me ignora. Ese tipo se ve muy rudo. No recuerdo tenerlo de empleado.

Esteban sube las escaleras, Isabella queda sola. Me acerco, intento entablar una conversación con ella.

—Hola...

Pero me ignora, ni siquiera me mira. Se da la vuelta, y sube las escaleras. Hago una mueca, escucho un fuerte golpe en la puerta. Me acerco confuso, al abrir, dos policías me interceptan.

—Hola oficial ¿puedo... ayudar? –pregunto y preguntan por mi nombre.

—Si, soy yo.

—Acompañenos –comenta, y asiento confuso. Entonces... entiendo, ella me denunció. Miro por las escaleras, me encuentro con Isabella observando. Me da una media sonrisa, antes de marcharse.

Mierda.

Al llegar a la estación de policía, la sala de interrogación se encuentra iluminada por cuatro lámparas sobre mi cabeza. Presto atención, y suspiro. Nunca me había encontrado en una situación similar. Frente a mí, hay un hombre con un traje y un sombrero color beige. Tiene una carpeta enfrente, empieza a revisar pasando hoja por hoja. Sus ojos neros como la noche, se ciernen sobre mi.

—Gabriel, estamos aquí para hablar sobre las acusaciones que realizo hace unas horas su esposa. Son acusasones graves, ella está alegando que quiso asesinarla, logrando que pierda a su bebé.

—Yo... puedo explicarlo y... —intento hablar, pero el detective coloca unos informes frente a mi rostro y me quedo palido. Son fotos de ella herida, llena de vendas e incluso de su herida en el vientre. Acaricio la foto con dolor, ni siquiera me puse en su lugar para pensar que ocurrió o como se sintió.

—Mira, hay pruebas medicas, del daño que le han hecho a su esposa, incluso la perdida de su bebé. Quiero saber que ocurrió Gabriel, es tarde, quiero regresar a casa y resolver este caso lo mas antes posible. La denuncia no es una tontería, es grave y quiero saber la verdad.

Hbala sin dudar, sus cejas pobladas, me intimidan un poco mas. Suspiro bajando la vista, entonces el me deja solo unos momentos. No estoy esposado, no me permitio eplicar sobre mi hermano gemelo.

Miro de reojos las heridas en la foto, me siento pésimo ¿Cómo pude confiar en mi hermano? Me siento tan idiota, y mal de no haber estado con ella para ayudarle. Trago saliva y suspiro.

Pronto unos minutos mas tarde, ingresa el detective. Esta con una carpeta de color violeta, y lee en silencio. Se sienta frente a mí, dejando los papeles sobre la mesa.

—He detectado una nueva información, usted tiene un hermano gemelo ¿verdad? –su pregunta llega y asiento.

—Sí, pero hace mucho tiempo no le veo. La ultima vez... lo ví cuando me asalto en mi casa. El... me mostro en una ventana, como mi esposa huia con Esteban, mi empleado.

—Necesitamos saber mas de su hermano ¿sabe donde podemos localzarlo para interrogarlo?

—No, la veradd es que... hace mucho tiempo no tengo contacto con él, desde aquella visita que me hizo. Él... quiere los bienes que heredé y... bueno, es complicado –murmuro y el detective asiente.

—Bien, puede retiarse, en cuanto podamos localizarlo, le llamaremos. No puede salir de la ciudad, por tiempo indeterminado. 

Contrato con mi ex esposoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora