Capitulo 5

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—¿Sabes que te amo? –su pregunta rompe mi corazón, él ha sido todo para mí.

—Sí...

—¿Algún día podrás dejar de amar a tú asesino? –pregunta y antes de que responda, corta la llamada.

Empiezo a llorar, mí almohada es mí refugio.

—Lo siento Esteban... –lloro en voz alta, y la puerta es abierta.

—Ah, perdón... estas llorando por tu amante –comenta con brusquedad Gabriel, cerrando con fuerza y me sobresalto.

Le detesto, entonces voy corriendo y cierro con llave. No quiero que se meta, demasiado nos espera en estos días. Mentiras, más mentiras. Tener que soportar a las personas chismosas. Todos me señalan de mala persona, cuando Gabriel, me hizo tanto daño.

Gabriel

Detesto fingir, me duele. Verla mirarme con odio, ella me dejó por otro hombre. Sin embargo, parece echarme la culpa de todo a mí ¿Qué hice además de amarla? Jamás le falté el respeto, entonces pienso:

¿Y si mi hermano le dijo algo?

—O se hizo pasar por mí... —susurro, de otra manera ella no me miraría así, con rencor.

Las luces en mí cabeza, se encienden. Voy a su habitación, doy un golpeteo, sin embargo no responde. Bajo la mirada, lo mejor será fingir. Olvidar que aún sigo enamorado de ella. Buscaré otras mujeres, para que quede en claro una cosa: ella solamente será un contrato.

Al día siguiente, a propósito, llamé a Bárbara. Ella es una mujer que de vez en cuando, se encuentra conmigo y tenemos sexo. No hay nada romántico entre nosotros, ella es sumamente buena para disimular la situación.

En cuanto la veo, tomo sus caderas. La siento en mí regazo, y sin decir nada, beso sus pechos después de quitar su vestido rojo. Ella gime en contra de mí regazo, mientras siento mi pen3 duro en contra de su fina v4gina. La puerta se abre, tal cual lo planee.

Veo por encima del hombro femenino, los ojos decepcionados de Isabella. Quise ponerme de pie, decirle que no es lo que piensa; no lo hago. La ignoro, con una lagrima queriendo bajar de mis ojos. Ella se marcha corriendo, no me importa no debe afectarme. Ella nunca pensó en mí, yo; no debo pensar en ella.

Me subo al auto, mientras acomodo mi camisa, como simulamos regresar, debemos llegar a la empresa unidos. Isabella ni me mira. Se encuentra en silencio, la observo de reojo. Tiene puesto un vestido blanco ajustado, le queda de maravilla. Isa, tiene cuerpo de reloj de arena, su cabello rubio llega a sus caderas y esconde su rostro en él.

Muerdo mis labios, sus piernas delgadas y largas, son una belleza. Quiero estirar mi mano, comprobar si son tan suaves como se ven. Pero me detengo, no debo perderme en la belleza de esta mujer.

—Hola –murmuro divertido, al verla enojada.

—Hola –comenta en un susurro apenas inaudible. Sus ojos celestes, se encuentran con los míos. Tiene el rímel corrido ¿habrá llorado?

"No Gabriel, a ella no le importas, seguro esta así por Esteban", pienso y me autoconvenso. Porque es la verdad y no tengo otra opción más que creer en ello.

Pronto llegamos, lo hacemos tomados de la mano, aunque mi compañera está silenciosa. Todos nos saludan con alegría, tenemos más tarde una junta con los inversionistas. Debemos parecer lo mas real posible.

—Isabella, con esa cara de...

—¡No te pases! –me reclama Isabella, estamos en el ascensor. Me observa enojada, tiene los labios en una fina línea.

Contrato con mi ex esposoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora