El Portal

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El Portal

—Doctor Wolf, disculpe por favor, lo llaman de administración. Creo que es la gente de costos, o algo así.

—Gracias Álvarez, enseguida me comunico con ellos.

“Cinco y media, muy raro que llamen a esta hora. Por lo general, a estas alturas ya se ha ido cada uno a su casa, ¿qué demonios querrán ahora? Siempre dejan todo para último momento. Bien, ya veremos”.

—Mucho gusto Doctor Wolf, creo que no me conoce. Mi apellido es Leicszovszky, de Dirección Impositiva. Queríamos conocer sus libros, digamos: para el viernes, si le parece...

—Disculpe, señor... ¿Cómo dijo que se llama?

—Leicszovszky, Pedro Leicszovszky.

—Muy bien, señor, no entiendo nada de lo que me esta hablando, qué demonios es esto de los impuestos, me parece que se equivocó de edificio, esto es un Centro de Investigación y Desarrollo de Tecnología Aplicada dela Facultad Nacional, no vendemos ningún tipo de bienes ni servicios aquí. Por si no le queda claro: Desarrollamos Tecnología, pero no la estamos vendiendo.

—No, no, lo que Ud. no entiende es que no se trata si están vendiendo o no; eso lo entendemos perfectamente, queremos conocer sus libros de compras, hemos recibido denuncias acerca de que un proveedor suyo, no está, digamos: en regla. Por eso queríamos saber si los artículos que les proveen vienen con su correspondiente factura o nota de venta. Es por una auditoria precisamente a esa empresa. Necesitamos ver los asientos.

—¡Oh!, Por favor. Mil disculpas. Perdone Ud. Lo que sucede es que estamos en el final de un proyecto importante; son los últimos ajustes y no tenemos tiempo para otra cosa que no sea trabajar: hace más de 36 horas que estoy despierto, si no fuera por el café no sé que haríamos. Y dígame, ¿se puede saber de qué proveedor se trataría?

—Lo siento, pero no puedo darle esa información. Cotejaremos sus libros y los correspondientes comprobantes; es todo lo que le puedo informar.

—Bueno, allá ustedes; veré lo que puedo hacer, creo que el viernes no va ha haber problema.

—Hasta el viernes entonces. No lo molesto más. Eso sí, ¿cómo a que hora le parece cómodo?

—A cualquier hora será igual; le voy a avisar a Marta para que le tenga todo listo. Ud. decida, pues.

—Bien, entonces simplemente le agradezco de antemano, por si no llegáramos a vernos de nuevo.

—Como no, hasta la vista...

—Álvarez, cuántas veces le he dicho que este no es lugar para desayunar; va a causar un accidente un día de estos.

—Disculpe Doctor, pero mi nivel de azúcar está por el suelo hoy.

—Sólo era una broma; sólo una broma.

—Que raro Usted...

—Bueno, vayamos a lo nuestro, a las 9:00 en punto empezamos.

—José, llámalo urgente al Técnico ése, sino, no creo que llegue a tiempo.

—OK. Déme el número.

—155 0...

—Bueno, quién va a apretar la tecla ENTER.

—Ingeniero, creo que le toca.

—OK. 29 de febrero, 8:59:49hs. Proyecto: Portal 2061. Se inicia el experimento: 10, 9, 8...

. . .

...El resplandor, un sol, un túnel, la luz; y luego nada, la nada, sólo por un momento; un momento que se extiende una y otra y otra vez, multiplicado hasta el infinito; como un espejo reflejando un espejo. Es un momento, pero son infinitos momentos.

“Se suponía que el portal estaba listo, el sistema operativo corriendo, el software adecuado, el campo anti-g, la sala de transporte. Y ahora, me veo una y otra vez, entrando al túnel (portal), entrando al túnel. El punto de salida estaba claramente especificado; y aunque estábamos evaluando el experimento, controlábamos la certeza del mismo; conocíamos que no había forma de equivocamos. Las pruebas, el primer viajante, todo, todo había salido a la perfección. Y entonces, ¿Por qué? ¿Por qué esta vez no había funcionado? La salida. No había salida. Habíamos creado una puerta de entrada, pero la salida: jamás habría una. Cinco años de trabajo”...

—Demonios, debería haberme dado cuenta antes. Ese estúpido de Leicszovszky. Nunca le pedí ni un documento. No se contentaron con robamos la idea, los idiotas decidieron abrir el portal al mismo tiempo que nosotros. Pero no importa, ellos tampoco saben como salir de esta. Ese bendito afán de hacer dinero nunca se compara con el fin de la ciencia. A lo mejor pensaron que el día, la fecha, la hora, eran importantes (deberían haber contratado —pagado— a alguien un poco más inteligente). —¡Ja!, si supieran que sólo fue porque el Ingeniero Álvarez pensó que mi fecha y hora de cumpleaños eran un buen momento para iniciar el experimento (una especie de reconocimiento a mi labor, según me dijo) se cortarían la cabeza, y no estarían (estaríamos) lamentando este absurdo error de abrir un agujero negro en el centro mismo dela Tierra. Aestas alturas el portal se debería estar tragando el centro del sistema...

. . .

Trrrr, trrr, trrr...

—¡Eh!...

Trrr, trrr, trrr...

—¡Qué!

Trrr, trrrrrr...

—¡Demonios! ¡Pero, qué demonios! ¡Ese despertador otra vez!...

—Hola: ¿Álvarez? Sí, qué tal. Disculpe la hora, mejor adelantamos todo, uno nunca sabe lo que pueda causar el fin del universo. Si, si, ya sé que no es muy claro lo que digo; pero, me tiene preocupado ese tal Leicszovszky. No sé, a lo mejor son sólo ideas. ¡Cómo, cómo!, no puede ser. ¿Me está tomando el pelo? ¿Cómo que Leicszovszky soy yo? Mire está bien que sean las tres de la mañana pero le aseguro que hace 65 años que me llamo Wolf, Adrián Wolf. ¿Cómo que cuál Wolf? No, no es otro de mis chistes, y, y, está bien, como quiera, mañana a las 9:00 iniciamos el experimento, pero después no me diga que no le advertí lo del agujero negro. Si, bueno, gracias. Sí, no tiene ni idea cómo se siente cumplir 65 años, 35, 35 años. Mil disculpas Álvarez, mejor me duermo de nuevo, sabe: acabo de tener una pesadilla que me ha alterado un poco. Sí, acerca del evento. Adiós. Mañana, mañana a las 9:00.

—Pero, ¿en qué estoy pensando? Lo único que me faltaba; mañana me voy a tener que disculpar con Álvarez. Por un momento casi me lo creo yo mismo, ¿de dónde diablos saqué ese ridículo apellido? Wolf. ¿Y todo este sueño? ¡Absurdo, completamente absurdo! Agujeros Negros...

. . .

—Doctor Wolf.

—Sí José.

—Vea que coincidencia, el diario de hoy anuncia que un tal Leicszovszky junto con su equipo planea realizar nuestro mismo experimento. Piensan abrir un portal, espero, que no hayan elegido esta mañana para iniciar sus sistemas.

—Imposible, seria demasiada coincidencia, José. No sé de nadie que cumpla los años el mismo día que yo: el 29 de febrero, a las 9:00 horas. Y mucho menos que elijan esa fecha y hora. Imagínese lo que sería: en lugar de un portal, ¡un verdadero agujero negro!

—Bueno, quién va a apretar la tecla ENTER.

—Ingeniero, creo que le toca.

—OK. 29 de febrero, 8:59:49hs. Proyecto: Portal 2061. Se inicia el experimento: 10, 9, 8...

© Federico G. Rudolph, 1999

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El Rendar (once cuentos cortos)Where stories live. Discover now