Capítulo 5: Entrenamiento

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Louis entró en el vestuario de hombres, un poco cohíbido por la mirada fija que el capitán del equipo mantenía sobre él. Soportando el ser observado por aquellos ojos esmeralda, se acercó a uno de los bancos y dejó allí la bolsa de deporte que llevaba consigo.

Se quitó su chaqueta verde con lentitud esperando que, mientras lo hacía, el chico de rizos saliera de allí y pudiera cambiarse tranquílamente. Pero los planes de Harry eran otros.

—Llegando tarde, ¿eh? Eso no es propio de ti, Tomlinson. —dijo acercándose a él y sentándose en el banco donde había dejado sus cosas.

Louis se puso nervioso con la sola presencia del ojiverde cerca suya. ¿Por qué tenía tanto empeño últimamente en hablar con él? Harry se quedó mirándole con su típica sonrisa chulesca, esa que traía locas a las chicas de todo el instituto, mientras esperaba una respuesta.

—Tú también estás aún aquí, ¿no? —contestó Louis en un tono más bien seco.

—Yo he llegado a mi hora, pero el entrenador ha estado hablando conmigo. Quiere que los dos vayamos a su despacho cuando acabe el entrenamiento.

—¿Te ha dicho para qué?

—No me ha dicho nada.

Louis asintió y se hizo el silencio. Ninguno de los dos sabía que decir y el ojiazul se estaba poniendo nervioso. Tenía que cambiarse rápido pero no iba a hacerlo delante de Harry.

—Nos están esperando, date prisa.

El chico de rizos sabía que estaba poniendo a Louis en una situación comprometida, no parecía muy dispuesto a vestirse si él estaba allí. Pero, para sorpresa de Harry, el ojiazul de un momento a otro se quitó la camiseta y la dejó en el banco. Él no pudo evitar que sus ojos volaran a través del cuerpo de su compañero.

Tenía un buen cuerpo, no podía quejarse de ello. Louis hacía mucho ejercicio y eso se veía cláramente reflejado en los músculos de sus brazos y su pecho, por no hablar de su marcada tableta de abdominales. La "v" de sus caderas se perdía en aquel pantalón vaquero haciéndole desear al ojiverde que esa prenda no estubiera allí.

Harry era incapaz de comprender como todos andaban fijándose en los esqueléticos cuerpos que poseían las animadoras, que más bien parecían palillos, cuando eran mil veces más bonitos los cuerpos de los deportistas. Al menos, eso pensaba él.

—Capitán —una voz a su espalda le sacó de sus ensoñaciones —¿Vienes ya? Te estamos esperando.

El chico de rizos se giró para ver a Lucas, uno de los defensas de Eastern, que le miraba esperando una respuesta.

—Eh... sí, sí. Ya voy —contestó levantándose del banco.

Louis suspiró aliviado. Menos mal que Lucas había aparecido para salvarle de esa situación incómoda. No iba a cambiarse frente a Harry, cada día se arriesgaba más a que su secreto fuera sacado a la luz a la fuerza.

El chico de rizos dirigió una última mirada a Louis y salió de allí, muy a su pesar, dejando al ojiazul solo para cambiarse.

A los cinco minutos, Louis también se encontraba en el campo entrenando con los demás. Durante todo el rato que duró el entrenamiento notó lo pendiente que estaba Harry de todo lo que hacía. Le observaba de una manera que de algún modo le hacía sentir extraño.

Él no era alguien que recibiera muchas miradas, simplemente le gustaba pasar desapercibido ante la gente. A veces quizás le dolía un poco el hecho de estar solo. Veía a los demás a su alrededor con sus amigos, echándose unas risas o contándoles sus penas para recibir un abrazo reconfortante. Pero Louis no tenía a nadie.

El Secreto de Louis Tomlinson (M-PREG) Larry StylinsonDonde viven las historias. Descúbrelo ahora