Capítulo 4 ''Tú puedes Jamie''

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Narra James

—Vamos a subir por favor —me dijo suplicante, mirándome con esa cara de cachorrito que siempre ponía cuando trataba de convencerme. Cosa que siempre consigue.

—¡El ascensor está averiado! —la miré como si estuviera loca —¿Tú tienes idea de cuantos escalones hay que subir para llegar arriba? —intenté que lo que acababa de decir fuera suficiente para convencer a Sam de no subir.

—1.665 exactamente —me sonrió ampliamente. Creo que mi plan no funcionó. Fruncí el ceño ante su afirmación —¿Que? Me informé antes de viajar.

—Está bién, subiremos si es lo que quieres —dije derrotado —pero cuando te canses no me hagas llevarte a cuestas, por que no lo haré —finalicé antes de empezar a subir con mis brazos cruzados sobre mi pecho.

****

Me encontraba subiendo escalones. Con Sam a cuestas. Al final siempre conseguía salirse con la suya, no se como lo hacía, pero desde pequña tiene un poder de convicción increíble. Cuando era pequeño llegaba a sospechar que tenía poderes y era una especie de superheroína. Aún lo sigo pensando a veces, luego pienso que es una gran estupidez y se me olvida.

Ya ni sentía mis piernas, estaba seguro de que se habían quedado a mitad de camino. Me costaba respirar y sentía mis pulmones arder. Sam era una foca sin duda. Como Samy la foca. Reí mentalmente. Empecé a llamarla así por venganza. Odiaba que me llamara Jamie y empecé a llamarle como esa foca azul que mueve la cabeza de un lado a otro. Ni si quiera sé como se me ocurrió, supongo que ví algún anuncio en la tele y fué perfecto. Ella odiaba que la llamara así. Al final se acostumbró a ese apodo al igual que yo me acostumbré al de Jamie.

—Ya falta poco, tu puedes Jamie —dijo en un intento de animarme.

—Así ayudas mucho ¿Sábes? —dije irónico mientras respiraba con dificultad —Creo que ahora te toca a ti llevarme a cuestas.

Sam soltó una carcajada.

—Eres un bebé quejica —la miré enfadado —vale vale, ya me bajo —levantó ambas manos a los lados una vez se encontraba en el suelo y siguió subiendo escaleras.

Yo aproveché para coger aire.

—Vamos Jamie, quiero llegar ya —chilló unos escalones más arriba que yo —Oh, vamos, tampoco es para tanto.

No me contuve y le saqué mi precioso dedo corazón. Ella sacó el suyo también y hizo un gesto para que interpretara por dónde podía metérmelo. 

—Que simpática —reí sin gracia.

—Tú deberías saberlo mejor que nadie —me sonrió y hizo un gesto con la cabeza para que continuara subiendo. Suspiré y seguí con los escalones. ¿Por que se me ocurriría París? Soy imbécil.

*****

—Jamie corre, esto es precioso —me gritó ya arriba del todo.

Seguía sin entender de dónde saca esta chica tanta energía. De verdad que no lo entendía. 

Llegué arriba y miré a Sam, tan emocionada como siempre. Parecía una niña pequeña a la que le acababan de dar un caramelo.

—Vamos mira esto —giré mi cabeza y miré las vistas. La verdad que era bonito.

—Guau —dije asombrado —esto es...

—Es precioso —dijo sin apartar la mirada de las vistas —me alegra que eligieras París —me sonrió cálidamente —Y que estemos aquí juntos, es la primera vez que salgo de Londres y no hubiera querido que mi acompañante fuera nadie mas que tú, gracias por viajar conmigo, eres el mejor —se acercó a mí.

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