Chapter XV

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TIEMPO MÁS ADELANTE...

Y por eso fue que ella se negó, no quiso ver aquello y sin más, los desgraciados de sus hermanos fueron y la obligaron a ir. Ahí estaba él, su padre con una sonrisa de desgracia en el rostro, talvez aparentase ser más forzada que otra cosa y por último, condenada.

En el juicio que tuvo en contra hace una hora y poco, el mismo cabeza de familia fue hallado inocente pero aún así y después del gran alivio que sintieron los tres (en especial el mayor). Decidieron pasar unos días en su casa ubicada al norte de Tokio.

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Una vela que iluminaba toda la habitación que ella ocupaba, dejando a relucir los muebles blancos, las paredes púrpuras y el cielo raso negro. Un gran librero y una cama para más de tres personas, pequeñas y grandes almohadas esparcidas sobre ella y los sillones, alfombras grandes y muy esponjosas, un ventanal que llevaba a la terraza que daba hacia la ciudad de Tokio y en esos mismos momentos se encontraba cubierta por cortinas blancas.

Tenía un televisor de pantalla plana, un mini componente, un baño propio, ropa, zapatos, accesorios y por sobre todo, dinero. Se sentía otra persona, y más cuando recorría "su" casa en compañía de sus hermanos.

Todo, absolutamente todo era gracias a su padre, algo que ella no tendría ni aunque fuese la mejor cazando vampiros.

Dio un soplido y apagó la vela, la oscuridad era del todo agradable y en especial cuando volvía a esos instantes en los cuales pasó viendo todo oscuro. Su padre también se había hecho cargo de eso, sólo necesitó un minuto para hacerle ver todas las formas y colores que dejó de ver, gracias a su "progenitor" (así le decían los mellizos) tuvo la gracia de ver nuevamente.

Comenzó a tatarear cualquier sonido que le diese algo de paz y no alterase sus sentidos por ningún segundo.

- Hubo tanta soledad en mi vida -si alguien la veía hablando sola, sólo deduciría que estaba loca, pero en realidad, era su única forma de liberarse de todo el dolor que sentía por motivos que desconocía-, nunca tuve la oportunidad de jugar con una amiga, porque me pasaba el tiempo practicando una y otra vez con los sables gemelos, y jamás me puse a pensar como una adolescente, mucho menos actuar como tal.

Deslizó los dedos por su cabello y dejó que estos cayesen sobre sus hombros y espalda, se acomodó la camisilla que llevaba puesta, se colocó unos pantaloncillos cortos y una bata sobre su pijama, cuando alcanzó su reloj, distinguió los números acomodados "00.03". Hasta eso había olvidado, el significado de los números que marcaba el reloj, definitivamente, tendría que volver a la escuela primaria.

Se levantó de su cama y fue hacia los corredores de "su" casa, había tanto silencio que parecía estar caminando por los pasillos del purgatorio, donde el sufrimiento abundaba y el descanso era inexistente para los moradores de ahí.

Llegando a la cocina, lo primero que hizo fue abrir la heladera y sacar la caja de leche, desconocía del origen de su sed repentina pero a lo mejor la calmaba con eso.

Definitivamente, se sentía rara estando ahí, todo era extraño, nada de lo que veía pertenecía al mundo en el que se crió pero eso era realmente lo que ella era y mucho más, ahora su vida sería eso. Su padre le dijo que podía volver a la Academia Cross, pero, dentro de algunos años... su vida sería otra.

- Deberías probar bebiendo vino o whiskey, funcionan mejor que las tabletas de sangre y te sacian... por un tiempo -se giró para encontrarse con el menor de los mellizos, no lo había escuchado entrar y mucho menos colocarse detrás suyo-. Por lo general no te recomendaría que bebieses tan joven pero... ya que tu hambre es increíblemente abrumadora.

Requiem for a Vampire KnightDonde viven las historias. Descúbrelo ahora