Capítulo 39

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Cage sonrió al  ver a Livy salir de la clínica. Ella misma no le había dejado acompañarla porqué, según había dicho, si estaba en una sala de espera llena de mujeres embarazadas junto a él le podía dar algo. Pero al verla salir tan radiante... joder valía la pena quedarse fuera. Además había podido aprovechar para ira  buscar los resultados de sus analíticas. Tenía razón, estaba limpio. Tan jodidamente limpio que empezaba a sospechar que se hubieran equivocado de persona. 

-¡No hay ETS en mí! -gritó con los brazos abiertos mientras la veía acercarse hacia mi.

-¡Entonces no hay ETS tampoco en mí!- respondió ella riendo antes de saltar en mis brazos-. No me puedo creer que acabe de gritar eso.

Cage tomó la cara de Livy con las manos y la besó. Se estaba volviendo jodidamente adicto a esos labios. 

-Lo has gritado -susurró antes de unir sus labios otra vez-. Y me ha encantado.

Parecían dos pajaritos, dos adolescentes que acababan de empezar a salir. Y Cage no era ningún adolescente, y tampoco estaban saliendo. Bueno, no oficialmente.  Actuaban como tal, tenían citas, paseaban de la mano y se pasaban horas juntos haciendo algo más que follar. Cage se había dado cuenta de ello. Desde su última novia del instituto no había querido salir con nadie. No porque le hubiera dejado un trauma ni nada por el estilo, sino porqué simplemente no le llamaba. Pero con Livy... no era mucho de poner etiquetas, pero había llegado un punto en que quería llamarla Livy "novia" y no "la chica con la que follo exclusivamente".

-¿Y como ha ido? -preguntó sentándose en la moto mientras la tomaba de las caderas para que se acercase a él.

Ella se apartó un poco y le dio el bolso que había tomado para aquella ocasión.

-¿Por qué no vamos a tomar algo y te lo cuento? -dijo apartándose-. Tengo antojo de croisant.

Cage tomó su bolso y se levantó para guardarlo debajo del sillín de la moto, de donde sacó un casco para ella. Ya tenía planeada su tarde juntos, y no incluía ninguna cafetería, al menos ninguna que estuviera en la ciudad.

-De hecho -dijo Cage pasándole el casco y sentándose en la moto-. Tenía pensado llevarte a dar una vuelta como hice yo el otro dia.

Livy sonrió y se subió detrás suyo. Rodeó su cintura con las manos y apoyó la cabeza en su espalda. Se sentía muy bien tenerla así de cerca, gozar del calor que emanaba su cuerpo. Aprovechó al máximo ese momento y arrancó.

Estuvieron quizás media hora en la moto. Sintiendo el viento en la cara, el olor del invierno rodeándolos, la velocidad fluir a través de ellos. Cage lo estaba disfrutando tanto como la última vez que fue solo. Pero en esta ocasión era mejor.

Le había preguntado un par de veces si se encontraba bien, si no se aburría. Ella le había contestado que sí bastante entusiasmada. La conocía lo suficiente como para saber que se lo estaba pasando bien, que le estaba gustando. Habían encontrado algo que tuvieran en común. Quizás a Livy no le gustaban la vida que llevaba. Ni prácticamente ningún compañero suyo. Ni siquiera los jinetes en general. Ni lo poco seguras que eran las motos. Pero sí le gustaba la sensación de libertad que le proporcionaba estar montado en una. Y aquello.... joder aquello les podía unir mas que ella aceptara la vida de mierda que llevaba. Al menos, mientras su efímera relación funcionara.

Pararon en poco rato en una gasolinera. Livy bajó de un salto de la moto y aprovechó cuando Cage se había apartado para levantar el sillín y sacar de allí su bolso. Ni siquiera se había quitado el casco cuando corrió a adentrarse en la tienda del lugar. Cage negó con la cabeza mientras abría la tapa del deposito y empezaba a echar gasolina con el surtidor.

Cycling my worldWhere stories live. Discover now