Capitulo 9

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Cage estaba sentado en el capó del coche, mirando las puertas del instituto de Dany; esperando a que salieran ella y sus amigas para llevarlas a casa. No era necesario recoger también a Livy, según su padre, tenía vigilancia las veinticuatro horas del día cerca de casa. Aún así, no se fiaba de dejarla sola. Pero ¿que podía hacer? Después de la escena del día anterior, dudaba mucho que accediera a subirse en su coche.

Lanzó el cigarrillo que llevaba en la boca al suelo justo cuando sonó la campana que anunciaba el final de la jornada escolar. Si Dany lo veía con un cigarro en la boca le caería una buena. No es que no supiera que fumaba, pero no le gustaba que lo hiciera delante de ella.

Su hermana era siempre la última en salir. Cuando acababa las clases, se reunía con sus amigas y se tomaban con mucha parsimonia eso de irse del instituto. Livy también era muy lenta, pero no tanto como Dany. Sus amigos le metían prisa para que estuviera lista antes, y ésta, aunque no fuera tan rápido como ellos querían, intentaba complacerlos. Aquel día, sin embargo, fué completamente diferente.

Sólo habían salido cuatro personas cuando Cage vió a la mejor amiga de su hermana correr fuera del instituto e ir en dirección al aparcamiento. Pareció buscar algo entre los coches, hasta que lo vió a él. Entonces, hizo lo último que había pensado que podría hacer. Le sonrío. Con una de esas sonrisas especiales de Livy que hacían que se le derritiera el corazón.

Empezó a correr en su dirección, con la mochila colgando sólo de un brazo y la chaqueta aún por cerrar. Aunqué podría resfriarse, a Cage no le importó. La visión de Livy corriendo hacia él era... espectacular.

No sabía con que le saldría la joven, pero le volvió a sorprender cuando se tiro a sus brazos y unió sus labios con los suyos. Cage estaba tan sorprendido que en un principio no respondió, aunque en pocos segundos empezó a devolverle el beso con la misma ferocidad. Besar a Livy era estar en el séptimo cielo. Era tan cálida y suave. Jugueteaba con su lengua de un modo que no había esperado en ella, y soltó alguna que otra rustía antes de que se apartaran.

-Wow, hola -dijo poniendo las manos en su cintura-. No es que no me haya encantado, pero, ¿A que viene este arrebato de pasión?

Livy sonrió y volvió a besarlo, algo a lo que Cage no se pudo resistir. La apretó contra si mismo y puso las manos por debajo de su chaqueta, aprovechando que estaba abierta.

- Quería aprovechar antes de que Dany llegara -explicó empezándose a separar de él.

- Pues has aprovechado muy bien -no le había respondido a su pregunta, pero le daba igual-. ¿Vas a venir al club?

Parecía mentira que el día anterior le hubiera propinado un puñetazo a la nariz. Aunque aún se sintiera algo rencoroso por los sucesos de la tarde pasada, cualquier sentimiento de resentimiento había sido ofuscado por el repentino cambio de humor de Livy. Si cada vez que le pegaba se volvía así de melosa, Cage corría el riesgo de volverse masoquista.

-Hoy no -explicó empezando a aflojar su agarre en el cuello de Cage-. És el primer día que puedo estar en casa desde el incidente con aquellos chicos, y quiero pasar la tarde allí.

Esto desilusionó un poco a Cage, aunque no impidió que la cogiera de nuevo y le plantara otro beso en los labios. De todos modos, no podía hacer nada con la Livy-melosa con Dany y sus amigas correteando por allí. Después de que le hubiera contado su primer beso, dudaba que fuera a dejarle estar a menos de veinte metros de su amiga. Por suerte, en aquellos momento no estaba allí. Ojos que no ven...

-Bueno -dijo una vez se hubieron separado-. Entonces mañana será. ¿Al menos tendré el honor de llevarte a casa?

Livy rió.

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