Robin es una chica de 25 años con muchas aspiraciones, vivía con sus padres en Kentwood, Louisiana; lugar del que deseaba poder salir lo más pronto posible; y no porque renegara del lugar en el que había nacido sino porque fuera de su pueblo tendría la posibilidad de realizar su más anhelado sueño: bailar.
Desde muy pequeña Robin descubrió su gran pasión por el baile, su madre cree que bailó al momento mismo de su concepción. Tuvo la oportunidad de ingresar a escuelas de danza de Kentwood en las que pudo mejorar su técnica, sin embargo, con el paso de los años sentía que no aprendía nada nuevo. A pesar de su trabajo como maestra de baile no tenía el dinero suficiente para salir en busca de su gran oportunidad, y sus padres tampoco tenían una economía estable.
Desesperada y sin saber que hacer, se sumió en una profunda depresión. Un día Adrianne, su mejor amiga, irrumpió en la recámara de Robin para darle una gran noticia: directivos de una escuela de danza de Nueva York estarían en Kentwood reclutando bailarines para su próximo curso.
Robin fue admitida por unanimidad, aunque confiaba en sí misma, no lo podía creer; su más anhelado sueño empezaba a ser real y junto con él un sinfín de experiencias que, en lo que había vivido hasta ese momento no hubiera podido imaginar.
