Bridget, nueva profesora de Robin, llegó por ella a Kentwood. Familiares, amigos y vecinos salieron a darle la despedida a la chica, quien no pudo evitar derramar las lágrimas que estaba reteniendo momentos antes, mientras se alejaba en el automóvil. Estaba tan triste que ni cuenta se dió cuando abordó el avión, reaccionó hasta que llegó a Nueva York. La ciudad era un caos, era evidente el contraste entre el pequeño pueblo donde había vivido toda su vida y el lugar en el que empezaría a vivir su nueva vida.
Como si fuera una niña, no podía dejar de mirar a través de la ventana del auto que fué por ella y Bridget, observaba emocionada las luces, personas, la arquitectura...hubiera deseado tener varios pares de ojos más o un poco más de tiempo para no terminar mareada.
Cuando al fin llegaron a las instalaciones de la escuela quedó impactada con la infraestructura, desde afuera podía sentirse el ambiente artístico que emanaba, el interior de la institución no era tan impresionante, lo que más le gustó fué ver a chicos y chicas practicando libremente sus diversas disciplinas. Antes de reunirse con los directivos fue llevada a lo que sería su nueva habitación, la cual compartiría con dos chicas más- espero que sean buena onda- pensó-.
Al entrar a la habitación se encontró con una chica rubia de ojos azules y una castaña de ojos miel, lo cual contrastaba con ella que era morena de ojos verdes; durante unos instantes se quedó muda por lo que la maestra Bridget la presentó:
- Chicas ! ella es su nueva compañera su nombre es Robin, presentence, ayudenla con sus pertenencias y cuando terminen denle un tour por la escuela, confio en que no me defraudaran...
- Entendido maestra- dijeron ambas chicas al unísono y haciendo un saludo militar- la deja en las mejores manos.
- Lo sé, que se diviertan.
- Hola ! Soy Allison, pero puedes decirme Allie- dijo la chica rubia.
- Yo soy Rebeca pero todos me dicen Beca- dijo la castaña.
- Y yo me llamo Robin y me dicen...Robin- el comentario hizo que las tres chicas rieran al mismo tiempo.
- Creo que nos llevaremos muy bien las tres- dijo Allie.
- Y por tu sobrenombre no te preocupes, aqui todos tenemos uno...sólo hay que descubrirlo.
Robin se sintió aliviada de no estar sola pero sobretodo por tener dos nuevas amigas que le cayeron excelente. Rapidamente las tres chicas acomodaron las cosas de Robin en el ropero que le correspondia y salieron a la misma velocidad a conocer el campus.
Allie y Beca eran bien conocidas por su belleza, levantaban suspiros y piropos por donde pasaban, pero no sólo eran conocidas por ello sino también por su talento; Allie era una excelente violinista y Beca una gran cantante. Ahora se unia a ellas Robin, no sólo serían dos bellezas sino tres, ya que la oriunda de Kentwood tenía lo suyo; cabello oscuro, ojos azules, piel bronceada y el cuerpo que mantenía gracias al baile hacían de ella una verdadera belleza.
Por donde pasaban no había chico que no las admirara, cosa a la cual Allie y Beca estaban acostumbradas, más no Robin. Más de un chico preguntó por la nueva integrante del ahora trio de bellezas, mientras la rubia y la castaña hacían caso omiso a los comentarios Robin no podía evitar sonrojarce y ponerse nerviosa, ya que no se consideraba ni la mitad de atractiva que sus nuevas compañeras ni tampoco vestía como ellas- que andaban a la última moda.
Un chico mostró especial interés en Robin y no dudo en hacerse notar:
- Hola ! Me llamo Taylor- dijo estirando el brazo para estrechar la mano de Robin.
La finalidad de la Robin era dar lo mejor de ella en la escuela sin distracciones de ningún tipo, y mucho menos de un chico ya que con la poca experiencia que había tenido en el terreno amoroso le era más que suficiente. Robin se limitó a ofrecerle su mano sin decir palabra alguna de lo nerviosa que estaba, y es que el chico era realmente atractivo: alto, cabello castaño peinado estilo mohicano, cuerpo atlético y ojos extremadamente expresivos con los que la miró profundamente...
