Un final innecesario

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UN FINAL  INNECESARIO

De que se trata la vida?... esa pregunta, por mas que me lo negara siempre había rondado mi cabeza.

En que consiste vivir?… ver como el tiempo pasa de largo, ante nuestro ojos esforzándonos por lograr algo de lo que no estamos seguros?... se trata de alcanzar todo aquello que nos sea posible? Vivir a costa de los demás?  Se podría considerar un suspiro? Un minuto que se te escapa de las manos…

Una vez alguien me había dicho: TODO AQUELLO QUE QUEREMOS NOS HACE FELIZ, PERO TAMBIEN NOS HACE DAÑO… no lo entendía en aquel momento, pero  como escuche alguna vez también, entendemos tarde… aunque para aprender nunca lo es. En este caso si lo era, y mucho.

Veía mi propio cuerpo sin vida, tendida en una camilla bajo el reflector de la sala de cirugía. Lo veía a él, derramando lágrimas sin cesar y sin dejar de mover sus manos preso de la desesperación. La paz que sentía me llamaba en otra dirección, a mis espaldas, lejos de donde él se encontraba. Gire para enfrentarme a aquella luz.

•No te vayas por favor! – susurraba una voz mientras que la paz intentaba consumirme. Pero aquella voz me lo impedía.

Al girarme, lo vi, seguía en la misma posición, con sus manos en mi pecho masajeándolo para que mi corazón reaccionara, mientras gritaba a los otros cirujanos a que no se detuvieran. Mordía su labio inferior con furia, mientras que las lágrimas no cesaban, sentí el impulso de acariciarlo. Por favor volvió a susurrar pero sin mover los labios. Era su corazón quien hablaba, de eso estaba segura. Por favor! – esta vez a modo de grito. Podía sentir los matices de dolor, angustia y desesperación en aquella voz que lejos estaba de ser dulce. Su corazón latía con furia. Paso sus manos ensangrentadas por su frente perlada a causa del sudor, desasiéndose en el camino del barbijo que le impedía respirar con propiedad.

Lo mire una vez más, pero esta vez colocándome frente a él. Busque sus ojos, pero él se negaba a enfrentarme.

•Mírame – susurre 

•No quiero, te iras de mi lado si lo hago – respondió para sorpresa de sus colegas que lo miraban atónitos.

•Como puedes verme? – pregunte sorprendida al entender que él podía escucharme 

•Te dije que todos éramos sobrevivientes! – exclamo sin dejar de mover sus manos.

•Ya esta… se ha ido! – intento calmar uno de sus colegas poniendo una mano en su hombro, Mateo por el contrario lo sacudió con furia, mirando con desdén uno por uno a sus colegas; no se tomo mas que unos segundos antes de volver a su labor.

Esto es traición… se escuchaba a una voz decir. No podía distinguir el sentimiento, pero sentía que mi alma le correspondía. Juntos hasta el final… insistía. Me acerque al hombre que en cuestión de minutos se había robado mi corazón, y deposite un beso en su frente, sin estar segura de si lo sentiría o no.

•Nooooooo!! – exclamo de manera desgarradora – nooooooooo!!! – insistió, pero esta vez golpeando el pecho de mi cuerpo inerte.

Respiraba de manera agitada, podría incluso apostar, que, sus manos manchadas con la que era mi sangre estaban doloridas y acalambradas de tanto esfuerzo. En la siguiente vida mi amor… susurre antes de dirigirme en dirección a la otra voz.

No hacia falta volar, caminar… solo pensar. Aquella voz solo podía pertenecer a una persona, cerrando mis ojos y pensando en él ya estaba frente suyo.

Se encontraba en el pasillo de la sala de espera, donde las paredes eran blancas y las sillas negras con la funda azul; sentado con los ojos cerrados, sus codos apoyados en sus rodillas mientras que en sus manos entrelazadas un rosario de plata danzaba sobre el aire con nerviosismo.

•Por favor, por favor, por favor – susurraba – siempre desee que se hiciera tu voluntad… pero ella merece una segunda oportunidad. A penas y aprendió a respetarte! – bromeo.

Esa era una de las cosas que me gustaba de él. Hablaba con “Dios” como si de alguien real, de carne y hueso, se tratase. Siempre lo sorprendía en la ventana de mi departamento hablando solo, a veces, creía que tal vez si le respondía. Otras veces, lo veía escribiendo para luego destrozar los papeles y arrojarlos al viento.

•te extrañare aunque no se lo que me espera – dije imitando su posición en la silla que se encontraba frente suyo.

•Sabes… es de mala educación no cumplir una promesa – era la primera vez que no lo veía sonreír.

Desde que lo conocía, incluso en los momentos más críticos, una sonrisa siempre estaba dibujada en su rostro. “Mi dolor será intenso pero mi alegría es mayor, porque aun sigo vivo” esa era su respuesta cuando los médicos le preguntaban la causa de su alegría. Sentía respeto por la vida y también se burlaba de ella… SOMOS SOBREVIVIENTES eso decía… hay que tener una razón para ser feliz? Esa era su manera de responder.

•Sientes paz? – pregunto de pronto, aun si abrir los ojos.

•No siento dolor…

•Te quieres ir? – pude sentir el temblor en su voz, lo note a pesar de su intento porque no se notara. 

•Es extraño…  siento que mi lugar es en otro lado…

•Lejos de mi?

•Más cerca de lo que crees… 

Ni bien pronuncie aquellas palabras las luces del techo pronto comenzaron a iluminar la estancia con mayor intensidad, el sonido que parecía ser el latido de un corazón, invadió a nuestro alrededor. Jorge abrió por fin sus ojos, y desde que había cerrado los míos pude sentir que él podía verme. Extendió su sonrisa peculiar en su rostro infundiéndome valor.

•Ya es hora, hermosa mariposa – susurro

Y antes de que la luz me consumiera, me acerque a él, deposite un beso en su cálida frente, mientras que con un suspiro expulsaba un vapor de sus labios a causa del frio repentino. Entonces lo ultimo que me digne a ver fueron unos ojos color miel, que derrotado se encontraba en el rincón de una fría habitación, derramaba lagrimas de frustración mirando fijo un cuerpo inerte mientras que sus latidos galopaban furiosos. 

Nadie, a parte de él estaba allí. Un sonido desubicado e incesante, una melodía deprimente, sin nota ni melodía indicaba el tablero que un corazón ya no latía… la luz por fin se hizo intensa hasta el punto de dejarme ciega aunque me dio la oportunidad de escuchar la voz de quien por un día, fue mi salvador:

•Nos vemos pronto, mi amor

Mañana ContigoWhere stories live. Discover now