Capítulo 20: Armas, ojos y cabello.

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Cora-san y yo paseábamos por los alrededores, parecía una villa tranquila, aunque era temprano ya había niños jugando, un mercado y espectáculo callejero, todo está tan bonito, por desgracia Deuce no nos podía acompañar, pues llamaría la atención, así que se quedo en la gruta submarina, si llegaban los chicos podría guiarlos o podría avisarnos.

Después de mucho caminar, veíamos las curiosidades del lugar, pero algo llamó mi atención, una niña tenía una venda en los ojos, después vi a una mujer que estaba totalmente rapada, con semblante triste, pero no sólo eran ellas, había hombres, niños, ancianos.

-¿Qué les pasa?- susurré.

-No lo sé... pero es mejor no involucrarse...- me dijo seriamente, parecía pensar lo mismo que yo.

-¡Oigan... muchachitos...!- escuchamos una voz. –¡Oigan!- exclamó más fuerte la voz, volteamos a ver y era una anciana, bajita, de cabello corto y vestía ropas holgadas, de tonos grises, se apoyaba en un bastón, por un momento pensé en Nyonba.

-¿Qué pasa?- cuestionó Cora-san, con una seña nos hizo que la siguiéramos, en un principio todo parecía sospechoso, pero en esa misma calle unos guardias caminaban, posiblemente nos reconocerían, así que la seguimos a un local.

Narra Corazón.

"Cupido, predicciones de amor" decía el letrero del local, el cual estaba cerrado, posiblemente porque era temprano, pero por alguna razón la anciana era muy extraña, ella tomó asiento en un pequeño sofá y nos señaló el suelo, donde había unos cojines, tomamos asiento, ella suspiró.

-No es bueno que los desconocidos vengan aquí...- habló mientras cerraba los ojos.

-Sé que somos piratas, pero no queremos causar alboroto...- dijo Medanne preocupada.

-No es eso... este lugar puede parecer hermoso y próspero... pero esta isla tiene un oscuro secreto...- abrió los ojos. –Deben irse lo más pronto posible...-

-¿Por qué?- preguntó, pero para nuestra sorpresa ella ya se encontraba frente a Medanne, sus manos tomaron su rostro y sus miradas estaban fijas la una a la otra.

-Amor... Esperanza... Destino...- habló perdida en la mirada de Medanne. –Sin duda tu mirada no sólo es bella... con ella reflejas todo lo que eres... con mayor razón deben irse...- dijo y posteriormente se separaron.

-¿A qué se refiere?- cuestione.

-Es justo que les cuente un poco sobre nuestro Reyes...- regresó a su sofá.

Narra Gally.

De todas las islas a las que pudimos haber parado, llegamos con los tres coleccionistas, Tenryuubito que lograron librarse de la guerra de Mariejois, varios fueron encerrados por los revolucionarios, actualmente se desconoce su paradero, otro están escondidos en este mundo, financiados por los vestigios del gobierno mundial, ocultando sus huellas, pero existen 3 que han ganado fama de otra forma.

Agusto, Nerón y Calígula, actualmente regentes de Gauis, una isla próspera y con paz, pero eso es la fachada.

Logramos anclar en un risco cerca de la isla, mientras tanto Grace uso el submarino para explorar el lugar, por algún lado podríamos entrar, Emiliano nos contaba lo que sabía, Grace escuchaba por el Den Den Munshi.

-Antes esos sujetos eran Tenryuubitos, pero ahora poseen una isla, no poseen esclavos, pero hacen algo mucho peor...- Emiliano parecía molesto, supongo que el saber que Medanne está ahí lo pone de nervios. –Cada uno tiene una colección, marines, nobles, plebeyos, piratas... todos van a esa colección...-

-¿Pero qué coleccionan?- preguntó Jack.

-El mayor de ellos se llama Augusto, el colecciona armas, de todas las élites, pero sus favoritas son la de los piratas, más si siguen vivos; el segundo se llama Nerón, es un poco más descabellado lo que le gusta, el colecciona miradas, los ojos de las personas...- Jack y Grace se sorprendieron. –Le gusta coleccionar ojos de todas las especies; el último es el más loco y extraño de los tres, Calligula, el por alguna razón que no comprendo el colecciona cabello... colecciona colores que casi no encuentras... pero sigue siendo extraño...-

-"Todos suenan a unos locos tiranos..."- exclamó Grace.

-Lo son...- dijo Emiliano.

Narra Medanne.

-Eso no está bien... eso quiere decir que las personas con vendas en los ojos...- la mujer asintió, yo enfurecí, inclusive había niños. –¡No esta bien!- no pude evitar gritar, me levante furiosa, dispuesta a hacer algo.

-¡Espera!- Cora-san me detuvo, su brazo rodeaba mi cintura, yo luchaba por soltarme. –¿Qué piensas hacer?-

-¿No es obvio?- quería hacerles pagará el sufrimiento que tienen esas personas.

-No pueden hacerlo...- nos advirtió, pero eso no me calmaba. –Ahora menos pueden actuar, es mejor que se vayan...- dijo con voz autoritaria.

-Pero...- me calme un poco, pero Cora-san no me soltaba.

-Lo digo por su bien...- lo dijo en tono tranquilo, pero se notaba su preocupación.

-Agradecemos su preocupación...- habló Cora-san. –Pero perdimos nuestro barco, nuestros nakamas vendrán en algunas horas por nosotros...- explicó.

-En ese caso pueden quedarse aquí... pero no se les ocurra salir, no tienen idea de cuantas personas quieren quedar bien con los reyes...- dijo lo último dándonos la espalda, yo me calmé.

-¿Cuál es su nombre?- preguntó desconfiado Cora-san.

-Drusila...- regresó a vernos. –¿Y ustedes?-

-Corazón...- dijo en un tono que no pude interpretar.

-Medanne...- dije.

-Ustedes no se preocupen, yo los cuidare...- sonrió gentilmente.

-Gracias...- sonreí para corresponder al gesto.

-Síganme...- se adentró a su local, ahí me di cuenta que Cora-san seguía sosteniéndome, por alguna razón sentí mis mejillas rojas.

-Ah... ¿Cora-san?- le hable para llamar su atención, él reaccionó y me soltó con delicadeza.

-Lo siento...- dijo desviando la mirada.

-No te preocupes...- yo también desvíe la mirada, pero nos adentramos al hogar.

La mujer nos llevo a una pequeña habitación, le daba perfectamente la luz y había una pequeña mesa.

-Póngase cómodos, les traeré algo para que desayunen...- sin duda me recordaba a Nyonba.

-Gracias...- hice una leve reverencia, ella salió cerrando la puerta, sin embargo tenía un leve presentimiento.

-Y bien... ¿hasta cuándo te darás cuenta que esa anciana es falsa...?- Cora-san habló y voltee a verlo, tenía una expresión serena, yo no pude evitar sorprenderme, él se acercó a mí y acaricio mi cabeza. –Me sorprende que pese a todo lo que has sufrido, seas tan ingenua...- dijo con una sonrisa. –Por suerte me tienes a mí...-

Yo no pude contestar, escuchamos un estruendo, un grupo de soldados había llegado.

(One Piece) Princesa Pirata. 2a Temporada.Where stories live. Discover now