Areliz

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La habitación está en penumbras, el sonido de la puerta que se desliza me pone en alerta. Estoy hecha un ovillo en la cama, y me cierro más al sentir los pasos acercarse.

—¿Estás bien? —La voz de Emma me sorprende.

Salgo debajo de las mantas, mientras sorbo mi nariz. La miro, con el rostro hinchado e intentado sentirme entera.

—No lo sé —murmuro con voz ronca.

Hace dos días que no salgo de la habitación, después de mi pelea con Calf no he podido hacer nada más que estar acostada llorando... tengo el corazón partido.

—No puedes pasar todo el día encerrada Are —Me explica, mientras se pone de pie.

Camina hacia la ventana y corre la cortina, la luz de la mañana entra y siento que mis ojos arden.

Mis parpados se aprietan, llevo mi mano hacia mi rostro y frunzo el ceño.

Emma camina hacia la pequeña heladera, saca una botella de agua y me la entrega.

—Are estamos a tres días de la primer presentación, tienes que ponerte al día con los detalles, la carpa casi que está lista...

Y mientras ella intenta animarme, los detalles de mi vida explotan en mi mente. Tocan la herida que me ha hecho Calf, y siento mi alma volver a quebrarse mientras mis ojos se llenan de lágrimas.

Bajo la mirada, para que Emma no se dé cuenta de mi batalla interna.

Se pone a ordenar un poco el lugar, mientras su voz triste me sigue dando órdenes.

—No puedo Emma, que alguien más lo haga —murmuro mientras me recuesto y pongo el acolchado sobre mi cabeza.

La oigo suspirar, algo enojada. Me preparo para su discurso, pero en cambio, se sienta en la cama y se queda en silencio.

Nos quedamos unos minutos de esa manera, hasta que comienzo a desesperar por notar tan extraña actitud. Saco el acolchado de mi cabeza, me atrevo a mirarla.

Emma tiene las manos entrelazadas sobre su regazo, juega con sus dedos y su mirada perdida.

—¿Qué ocurre? —inquiero, olvidándome de mí.

Ella suspira y me da una sonrisa triste.

—No ocurre nada Are, estoy esperando que estés lista para salir al mundo de nuevo.

—¿A qué te refieres? —insisto, mientras me siento en la cama.

Vuelve a suspirar.

—No eres la única que tiene problemas Are. Intenta salir, volver...

Mi labio tiembla, porque sus palabras tocan mi lado sensible.

Asiento, intento encontrar la fuerza que necesito para seguir. Pero me es muy difícil, sin embargo, hago un esfuerzo y me pongo de pie. Emma me sonríe, me indica que vaya hacia el baño.

Me meto en la ducha, dejo que el agua caliente lave mis dos días de dolor. Cuando termino con mi baño, Emma está esperando con algo de ropa lista. Ha ordenado la habitación y ha hecho la cama.

—¿Isa dónde está? —pregunto, porque me doy cuenta que es raro estar sin ella.

—Entrenando duro —responde escuetamente.

Asiento y me visto; decidida a dejar de lado a esa muchacha llorona. Estoy agotada, y realmente creo que no merece la pena continuar encerrada. No es porque Calf no lo valga, sino porque debo encontrar la manera de seguir adelante.

Equilibrio: Inseguridades #3.5Where stories live. Discover now