Fase cuatro: No más alcohol para ti.

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...

-...Que me agradezca ese maricón el hecho de que sienta culpa...- Susurré saliendo por la ventana, y dándome un porrazo contra el piso.

Caminé de puntillas hasta la puerta principal, mascullando maldiciones.

-...así que...si te quedaste durmiendo aquí, ¿eh?- Me hinqué, de seguro despertaría con un buen dolor de espalda y de cuello.

...Sonreí de manera estúpida, removiendo un mechón de cabello que tenía en el rostro.

-...Eres un verdadero imbécil...- Preparé un golpe, pero me detuve al oír un maullido-¿dormiste con un gato...?-; el gato de pelaje castaño y ojos grises, intentó liberarse del agarre de Santiago, pero no lo lograba; acaricié la cabecita del gatito que soltó un ronroneo-¿...Es tuyo?

-...Ye...juro...que voy...a...ayudarte...- Abrí los ojos con sorpresa, deteniendo las caricias hacia a el animal, que pareció protestar con la mirada-Derek...

Presionó al gato contra su pecho, haciendo que este maullara más fuerte.

...Mis piernas dejaron de funcionar al escuchar eso, simplemente...no me lo explico.

Nada.

No entiendo nada.

Oculté mi rostro entre mis piernas, y puse mis manos en mis oídos.

"...Yo debería odiarle...pero, lo poco y nada que me a hecho hasta el momento me demuestran que el no quiere solo mi cuerpo..."

-...debería darte asco- Eran cerca de las 3:30 de la mañana, y seguía ahí, desde las 19:00, desde que le cerré la puerta en plena cara...-¿...tú no pagarías por mí, verdad?-. Consulté levantando la cara, con una media sonrisa, mientras sentía que gotitas cálidas caían por mis mejillas.

Gateé un poco hacia él, ante la mirada del gato.

-...Meoooow...

Me senté.

"Este tío realmente se toma enserio lo del club..."

-...Estás tiritando...- Sí, definitivamente mi fiebre había vuelto, pero ni de coña iría con ese asqueroso que 'este' se tiraba a diario...supongo.

Me levanté y volví a saltar la ventana, esta vez hacia el interior, busqué unas cuantas mantas y...un momento, ¿no sería mejor entrarlo?

Saqué una almohada y me dirigí a la puerta, di vuelta el pestillo y, con cuidado, antes de que se golpeara la cabeza, intervino la almohada, entre él y el piso.

Soltó un quejido, pero seguía durmiendo.

¿Ahora qué?

Tomé uno de sus brazos y lo estiré, hice lo mismo con el otro, pero al hacerlo, el primero volvió a su posición anterior, volví a hacerlo: se repitió con el otro brazo.

-¿...Pero qué mierda...?- Me senté en uno, aún así se escurrió.

Suspiré.

El gato miraba atento la situación, parecía sonreír.

Me puse de pie de mala gana, me senté en la parte inferior de su abdomen, tomando sus muñecas con una mano.

-¡...Lo logré...!- Grité contento, al menos la perdida de cuarenta minutos de mi vida habían servido...-¡No...! ¡Oye! ¡No muevas tus manos...!- Llevé mi otra extremidad a las suyas.

Sentí mi rostro arder: Su respiración estaba en mi cuello, y su boca un poco más abajo.

"...Maldita fiebre..."

¡Qué no soy homofóbico! (BoyXBoy)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora