11:00 pm

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Dean y yo estamos sentados en la sala de espera del hospital. Es un lugar muy blanco, y a mi lado hay una pequeña mesa, por supuesto blanca, llena de revistas viejas para entretenerse.

Pero créanme, cuando tienes un familiar allí dentro con un gran hematoma que sangra en la frente y, lo peor de todo, inconsciente, no tienes ni la mínima gana de saber cómo y cuando Jennifer Lopez salió a comprar ropa para su sobrino. O, bueno, quizás es sólo mi caso.

A pesar de estar sentados al lado, estamos bastante alejados uno del otro. Ni siquiera nos tocamos las rodillas. Y no nos hemos dicho una palabra en la media hora que transcurrió desde que llegamos hasta ahora. Creo que él también esta nervioso pero, aunque no lo estuviera, no tenemos mucho tema de conversación de todas formas.

Hasta que decide romper el hielo con un tema que me da justo en la conciencia.

-¿Que ha pasado con mi coche? -

-¿Que? - intento hacerme la desentendida. 

- No me haz dejado usarlo. Te he dicho que lo abras, tu tienes mis llaves. Pero has agarrado el de tus padres. -

- Es que... - piensa, Margo, piensa - ha habido un... pequeño pequeño muy pequeño accidente.- Solté un risa tonta y miré hacia el frente.

-¿Que? ¿Que tipo de accidente? - se que me está mirando fijo pero no quiero girar el rostro.

- Pues será que tenías rota la llave porque cuando la coloqué en la cerradura se quebró - Dios ayúdame.

- ¡¿Que haz hecho que?! - espeta, y la enfermera del final del pasillo lo manda a callar con un claro "Shhhh"

- ¡No he sido yo! Ya te digo que la llave estaba mala. - Ahora estoy a la defensiva.

- ¿Cómo va a estar mala la llave? ¡Estaba perfectamente cuando llegué! - Ahora gira la cabeza hacia el otro lado y se revuelve el pelo rubio con, digamos, un poco de frustración. - Ni siquiera tengo un duplicado.

- ¿Enserio que no? Que despreocupado - Es gracioso que me esté haciendo la sorprendida cuando YO le he roto el coche. Bueno, de todas formas, se lo merece por ser un imbécil la mayoría del tiempo.

Rápidamente giró la cara hacia mi con el ceño fruncido y, gracias a Dios, el médico que estaba atendiendo a mi hermano sale de la sala con una carpeta azul claro en la mano, seguramente para dar el parte.

Automáticamente Dean y yo nos paramos y caminamos el medio metro que nos separaba del doctor.

- Bueno - comienza a hablar - lo cierto es que el golpe en la cabeza no ha sido grave. El desmayo fue provocado por la misma lesión, y aunque aún no está consciente, esperamos que se despierte en un par de horas. Allí volveremos a evaluarlo por posible secuelas pero, en mi opinión, ha tenido suerte. En cuanto a la herida, hemos tenido que coserla. Pero tranquilos, estará bien. -

- Me alegro mucho doctor, gracias - digo - tengo entendido que el seguro lo cubre, ¿verdad?

Aún no se que hacer con respecto a mis padres; si les digo lo del accidente, tendrán que saber sobre la fiesta y castigarán a Pat y el me matará. Y aunque me gustaría cobrármelas por todas las veces que me jodió la vida, no me parece justo. De todas formas, si es cierto que despertará pronto, podré hablarle y preguntarle que quiere hacer. Mientras tanto, que el seguro se ocupe de esconderlo.

- Sí... como sabe somos un hospital con atención privada y lamentablemente las políticas aquí son estrictas. Debe presentar el carnet del seguro en menos de seis horas junto con el documento de identidad del paciente o tendré que cobrarle por otro medio los gastos de internación, más los estudios y la atención de los paramédicos. En total unos 2500 dólares.

¿DISCULPE?

¿Donde estoy internando a mi hermano? ¿En la misma camilla donde operaron a Michael Jackson?

- Pero el seguro lo cubrirá todo, tranquila - De seguro vio mi cara de espanto - Sólo necesito esos papeles y todo listo, señorita.

- Muchas gracias - Dean le dice y así el doctor vuelve a entrar en la habitación. Luego se pone frente a mi y me habla. - Tranquila, no pasa nada, iremos a buscar los papeles a tu casa y los traeremos. Seis horas es una eternidad, créeme.

- ¿2500 dolares? ¿Enserio? - estúpido Pat - Sí, claro, iremos a mi casa y buscaremos los papeles y... espera... espera, no, no puede ser... no no no no - me pongo las manos en la cabeza y estoy a punto de jalarme el cabello de la desdesperación.

-¿Que? ¿Que sucede? - pregunta Dean.

- Es que... los papeles del seguro están en la casa de mi abuela Sara. - Dean me mira espectante - ¡Y ella vive fuera de la ciudad, como a hora y media de aquí!

- ¿Cómo? ¡¿Por que demonios el papel del seguro  está en la casa de tu abuela que vive seguramente en un campo o en medio de la nada, Margo?!

- ¡No lo sé! - prácticamente estoy gritando - Nos hemos mudado hace muy poco y mi abuela se ha quedado con varias cajas y.. Dios ¿que voy a hacer?- vuelvo a taparme la cara con las manos.

Escucho que Dean hace unos pasos para la derecha y luego vuelve. Me toma suavemente por los codos y me levanta la cara despacio. Seguramente lo estoy mirando como un cachorrito mojado al que arrojaron a la calle en plena tormenta.

- Hey... hey... descuida. Iremos, yo te llevo a la casa de tu lejana abuela Sara y traeremos esos papeles, ¿esta bien? Estaremos aquí con tiempo suficiente. 

Por un segundo me quedo mirando sus ojos, que nunca había mirando tan de cerca, y son tan azules que me parecen extraños. Tiene unas pestañas muy claras, también, y... no, ¿que estoy haciendo? Sólo contesta, Margo.

- Está bien - respondo. - Yo puedo guiarte. 

Hago el ademán de tomar mi bolso antes de salir del hospital pero recuerdo que no he traído nada además de mi teléfono celular y cincuenta dólares que tenía en el bolsillo del pantalón que tenía puesto. Gracias al cielo estaba bastante decente vestida.

Salgo junto con Dean y caminamos rápidamente hacia el auto de mis padres que está aparcado a unas casas de la puerta del hospital. Cuando nos subimos y coloca las llaves, lo único que se me ocurre decir es;

- Seis horas no parece una eternidad ahora, ¿verdad? -













En sólo una nocheDonde viven las historias. Descúbrelo ahora