A través del tiempo

Mientras mas comentarios y votos dejeis antes subire yo. 

¡Decidme si alguien la lee!  Las criticas son bienvenidas, al menos las constructivas que me ayuden a mejorar. 

Prefacio 

Había cumplido los dieciocho años y como regalo mi abuela me había dejado leer sus diarios. En aquellas paginas con olor a jazmin se podía leer toda su vida, lo había escrito todo. Nunca antes me los había dejado, porque decía que había partes que no entendería o hechos a los que todavía no podía enfrentarme a mi edad. Pero ahora allí tenía esos cuadernos, dispuestos a ser engullidos por mi. 

Mi abuela me había explicado la historia de cómo había conocido al abuelo en varias ocasiones. Era tan romántica… y después de tantos años se amaban como entonces. Nunca los había visto enfadarse. A menudo me preguntaba si yo podría vivir con alguien así para siempre, lo dudaba bastante. El abuelo era moreno, de ojos oscuros, fuerte incluso ahora a sus setenta años. La abuela era castaña, blanca de piel, de ojos avellana, menuda, frágil. Tan diferentes el uno del otro y a la vez tan iguales. 

 Mi abuela se llama Summer. Si, es un nombre ingles, aunque ella es catalana, como yo. Por lo que se, su padre, es decir, mi bisabuelo, tenía antepasados anglosajones y de ahí el nombre. Mi abuelo se llama Taylor y es de Estados Unidos. Mi abuelita había estudiado interpretación y quería ser actriz, pero a sus veintidós años todavía no había triunfado. Cuando su amigo Rubén, con el que aun ahora comparte amistad, se fue a Los Angeles a estudiar cine ella se apunto a la aventura a probar suerte a la ciudad dónde todos los sueños se cumple. O eso es lo que dice mi iaia, que a ella se le cumplieron todos, incluso los que pensaba que no eran posibles. 

 Normalmente ella me cuenta que el amor no es siempre bonito, que hace daño, te destroza, te rompe, pero también te hace volar, ser feliz, es vertiginoso y se parece cómo a cuando das vueltas sin parar con los ojos cerrados. 

 Mi abuela y su amigo, el cual he de explicar que era y es gay, habían alquilado por internet un pequeño apartamento en la periferia de Los Angeles. Un pequeño apartamento típico de aquella zona, con paredes de ladrillo y escalera de incendios. Cuando pisaron por primera vez tierras angelinas se dirigieron hasta su piso, que resulto ser perfectamente igual a su descripción en el anuncio de internet. Cocina y comer juntos, dos habitaciones, un aseo y una habitación con lavadora y secadora. ¡Lavadora y secadora propias! En las películas siempre se ve como la gente tiene que ir a una lavandería ruinosa a lavar sus prendas, supongo que no siempre es así y esto solo es un cliché de Hollywood. 

 La abuela pronto tuvo que buscar trabajo para poder sobrevivir en aquella gran ciudad, tan lejos de su precioso pueblo costero. 

Pero será mejor que deje a sus diarios explicar la historia, son tan detallistas que puedo verlo todo en mi cabeza cómo si fuera una película.