Capítulo 46

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Sierra Harris siempre será un dolor de cabeza

Alan miró a Sierra a lo lejos. Ella se encontraba revisando su celular y no notó que él estaba ahí; realmente eso no le causaba extrañeza a Alan, ya que él y Sierra no tenían la mejor relación que digamos. Desde antes habían tenido problemas y él sabía que en cualquier lado que la viese o cualquier cosa que ella hiciera, sería un jodido problema.

Evan Brown llegó junto a ella y la rodeó con su brazo, Alan se sintió fastidiado. Si Sierra era una molestia, Evan Brown era el doble.

Para Nina era un buen chico, pero Alan conocía las razones por las que ellos no se llevaban y posiblemente no se llevarían bien nunca. Era un engreído, un inmaduro y un chico mimado que sólo pensaba en él y en más nadie.

Quitó la mirada de ambos cuando Evan volteó. Si lo descubrían sería mucho peor, así que sólo fingió estar leyendo.

Esperó un poco y levantó la mirada, Mike estaba ahora con ellos. Eso era sospechoso, realmente sospechoso.

Mike no era la clase de chico que se juntaba con ellos, incluso había empezado a verlos juntos de hace unos meses. No entendía en sí, cuál era el propósito pero sabía que estaba involucrado con Nina. Le molestaba que la chica no pudiese darse cuenta que Mike no era una buena persona, estaba con ella por razones que él desconocía pero que sabía que no eran buenas.

Intentó oír un poco de la conversación pero hablaban muy bajo y por la distancia que tenían de tres mesas, se le era imposible captar algo.

Quitó la mirada de ellos cuando sus ojos se encontraron con los de Sierra, su corazón comenzó a latir fuerte y rápido, y sintió cómo sus piernas temblaban de los nervios por haber sido atrapado por ella.

— ¿No te dijeron que era mala educación cotillear en las conversaciones de los demás? —escuchó su voz y volteó a verla. Estaba más cerca de lo que pensaba.

—Ni que dijeras cosas interesantes, Harris—le respondió, ella se echó a reír.

—Ay guapo—acarició su mejilla—, tú sabes que sí digo cosas interesantes—él se apresuró a quitarle la mano de su cara.

Se la quedó mirando por un momento.

— ¿Qué miras? ¿Te gusto acaso? —le preguntó ella sacándolo se su pequeño trance.

—Ya desearías que eso pasara—le respondió, ella sonrió.

Sierra se inclinó un poco a él acercándose lo suficiente como para poder sentir su respiración. Eso provocó una ola de nervios en Alan que no supo cómo controlar.

—Estoy segura de que la cosa es al revés—se acercó más y le dio un beso en su mejilla—. No escuches conversaciones que no te interesan, guapo. Sé un buen chico—le sonrió para luego alejarse de él dejándolo molesto por la escena que acaba de suceder.

Sierra Harris era su dolor de cabeza personal, y no importase los años que pasaran, siempre sería un dolor de cabeza.

Creí que era para míWhere stories live. Discover now