Capítulo 33.

40 4 0
                                    

"Siete años después"

—Hola corazón, ¿tienes planes para hoy?

—¿Y tu quien eres?

—¡Las malditas manos arriba no joda!

—Quiero a todo el mundo en el suelo... ¡pero ya!

—¡Oye tu! Me dejas la labia para después si no quieres que le de un tiro en la cabeza a tu conquista.

—Genial... Lo que faltaba para que el día sea perfecto.

—¡¿Que dices?! ¡dije que al suelo idiota!

—Ven acá estúpida, he dicho que al suelo —le dijo uno de ellos sujetando a la chica por el pelo, llevándola al piso a la fuerza.

Baje al suelo con ella quedando mi cara frente a la suya.

—Entonces, ¿no tienes planes para hoy? — susurré mientras le regalaba una linda sonrisa.

—Maldito idiota... —dijo mientras volteaba los ojos hacia arriba, así como cuando te aburres, o alguien dice o hace algo muy estúpido.

—Tranquila que no pasa nada, es sólo un robo a un banco, es algo normal. ¿nunca habían venido a robar a este?

Ella no contestó, sólo volteó la cara hacia otro lado.

—¡Oye quiero todo el dinero en esa bolsa!

—Si... Lo haré pero no dispare.

—¡Rápido!

Le di unos pequeños toques por la espalda a la chica para que volteara a verme

—Hey, si quieres voy y les digo que no se roben el dinero, o los golpeo para que no lo hagan ¿si? —le dije entre susurros

—Escucha idiota no hagas nada estupi... ¿y a donde se fue ese idiota?

Me levanté un poquito para ver a donde había ido ese loco, y lo ví caminando hacia los ladrones.

—Oh por Dios van a matar a ese cabrón.

Bajé mi cabeza contra el piso, y cerré los ojos. Se escuchaban disparos y el ruido de los cristales rompiéndose, se escuchaban gritos, pero no me atrevía a mirar.

De repente todo se calmó, el silencio se apoderó del banco. Abrí mis ojos lentamente y me encontré con la cara de ese sujeto, llevándome un gran susto.

—Hola otra vez, creo que los ladrones se quedaron dormidos

—¿Que diablo hiciste?

—Acabo de salvarle el culo al banco y a toda esta gente. Y ahora que ya no hay asaltantes... ¿Me dices si tienes planes para hoy?

Ella se quedó sin palabras y sólo me miraba con cara de susto.

—Está bien, tu silencio me ha dicho que no piensas hacer nada hoy, así que tenemos una cita a las ocho, permíteme tu móvil, ¡gracias!

Tome su móvil de su bolsillo, le apunté mi número y me envíe un mensaje, la miré y le guiñe un ojo.

—Por cierto, hace un rato usted me preguntó quién soy... Me llamo Tony, Tony Harper, un placer conocerte Sophia.

—Pero nunca te dije mi nombre...

—No... Pero lo tienes en tu camisa —le dije con una pequeña risa.

—Vine buscando cobre y encontré oro... ¡Entonces Tony Harper! ¿estas cómodo ahí en el suelo?  ¡¿A quien le has robado ese rostro?!

Miré hacia arriba y ví a ese sujeto que habló.

—Frankiln... Estas diferente.

—Mira quien lo dice...

—¿Y que crees? ¿que me iré contigo?

—¿Porque hablas como si te lo voy a pedir de favor?

—por que no veo que andes preparado para mi, no veo a tu escuadrón, sólo esos policías de Pacotillas, que sabes que son mancos, no veo que llevas traje, y sobre todo... ¿donde están tus lentes? —le pregunté riendo.

—Eres un idiota Tony... 7 años tras de tí, ¿crees que sólo he estado jugando al detective?

En ese momento Franklin parpadeó varias veces, y fue entonces cuando me fijé en sus ojos, noté un destello rojo, parecían los ojos de una máquina o un robot.

—Ya no necesito mis lentes...

Cheater (origen Del Mal) Donde viven las historias. Descúbrelo ahora